viernes, 10 de febrero de 2012

epílogo


La cosa sobre la marcha fue bien. Perdí la noción del tiempo durante la gira, solamente me centré en el chico que había adueñado mi corazón recientemente.
Pronto terminamos el tour, y regresamos a principio de primavera de nuevo a Inglaterra, Londres. A mi hermano le costó un poco asimilar mi relación con Danny, pero finalmente, lo aceptó. No puedo contaros lo que sucederá dentro de unos años, pues ahora escribo esto en el presente.

Mi relación con Dan fue para mejor. No tuvimos muchas complicaciones, aunque siempre hubo alguna que otra, típico en las parejas, pero de por sí, nos va bastante bien.
Ahora mismo llevo medio año con él. Sí, se que aún es poco, pero cada cosa a su debido tiempo, y por ahora, aún queda mucho por delante.

Pasemos a hablar de Alice y Tom. Ellos, al igual que nosotros, les va de maravilla. Alice se pasó a vivir junto a Tom, y por ahora sus vidas con Marvin les va fenomenal. Me alegro por ellos, pues Tom ya sufrió por Giovanna, y el vacío que dejó esta dentro de él, lo ha recompuesto Alice.

Sobre Dougie y Melanie… me temo decir que no les fue tan bien como a nosotros.
Hoy en día, los dos ya cortaron, y llevan su vida en carreteras paralelas. Siguen siendo nuestros amigos, obviamente nada a cambiado en el tema de la amistad, pero tienen que hacer ambos un esfuerzo para verse.
Todo terminó para ellos cuando Doug, un día no soportó más a Melanie, y tuvo que dejarla. Mi amiga se pasaba el dia entero enjuiciando al bajista, preguntándole detalladamente lo que hacía al día, sin dejarle respirar.
Le fastidiaba que Dougie saliera con sus amigos, que se hiciera fotos con las fans, que incluso nos hablara a nosotras, hasta que un día Mel virtió la gota que colmaba el vaso en él, y no pudo más. La cosa terminó a finales de Invierno.

Y por último, Daisy y Harry. Son una pareja maravillosa, son increíblemente parecidos en la forma de pensar y actuar, y digo con seguridad que esta pareja tiene futuro. Apenas se les ve levantarse la voz, y si resurge algún pequeño problema entre los dos, ambos se desviven por arreglarlo y seguir bien.


Y después de ellos, la cosa está bastante bien. Entre ninguno de los dos hay problemas, los chicos continuan haciendo conciertos por el pais, yendo a fiestas como siempre.. todo va sobre ruedas.

Y aquí pongo fin a mi historia. Pudo haber sido algo larga, y la podría continuar, pero lo que pasó de aquella noche a mis presentes días, no tiene sentido ser contado, pues haría que os durmiera en vuestra silla.
Dicho esto, este es el fin de la historia de Cady, de mi historia.. pero quien sabe si algún día la continuaré.

último capitulo 72

El viaje hacía Valencia se hizo corto. Esta vez fuimos en autobús, y mientras los chicos daban el concierto, nosotras nos quedamos en el hotel. Nos quedamos varios minutos en el gran salón de estar que tenía el hotel, hasta que tocaron las once de la noche y decidimos regresar a nuestras habitaciones.
Me quedé varios minutos despierta, esperando oír a los chicos abajo, pero al ver que no escuchaba nada, me metí en la cama.
Estuve vario rato viendo la televisión española, hasta que de pronto, diferencié sus risas.
Me emocioné una vez más, pero pronto recordé de que seguramente Danny regresaría a su habitación, no a la mía. Hubiera podido ir con él, pero no quería molestarle. Vendría cansado del concierto y tenía que descansar.

Me acosté de nuevo, hasta que de pronto, oí unos golpes en la puerta.
Pasé de la idea principal del fantasma o la niña fantasma, y fui rápidamente hacía la puerta para abrirla. Una vez lo hice, allí estaba de nuevo Danny, con sus rizos alborotados y con su sonrisa reluciente.

-Creía que no ibas a venir. –Dije, pero no pude añadir nada más.

Había entrado rápidamente a mi habitación y rodeado por la cadera, sumergiéndome en un profundo beso. Aquello me sorprendió, pero me encantaba. Me encargué esta vez yo de identificar el beso, hasta que él tomó aire para hablar.

-Creía que no ibas a estar despierta. –Le sonreí, a lo que él me devolvió otro suave beso. –Cady… -Alejó un poco su cara de mi para observarme bien. -¿Quieres ser mi novia?

Por un momento mi sistema respiratorio dejó de funcionar, y cuando lo hizo solamente logró decir una palabra.

-¡Sí! –Grité yo, emocionada.

Me tiré de nuevo hacía él, y nos volvimos a besar, pero la cosa no se quedó allí.
Noté como desabrochaba mi camisa. Me desconcerté un poco, pero no dudé en seguir. Una vez me la quité entera, empujé su camisa hacía arriba, haciendo que quedara al descubierto su pecho. Noté como me cogí y me tiraba  a la cama, mientras hacíamos un duro trabajo para desabrochar el botón de mi pantalón. Seguido esto, logré quitármelo con las piernas, y está vez fui yo la que hizo lo mismo con él suyo, hasta que en un abrir y cerrar de ojos, ambos nos quedamos en ropa interior. Dan desabrochó poco a poco mi parte superior, y luego prosiguió a él a quitarse su última prenda.
Vi como observaba, lo que consiguió ruborizarme, pero pronto me lo quitó de la cabeza con otro beso.
Y por último, me libré de mi la parte inferior de mi ropa interior, quedando ambos completamente desnudos.
Me acomodó cuidadosamente sobre la cama, y antes de empezar nada, me dirigió una mirada insegura.
Yo solo pude contestarle con una sonrisa y otro beso, y dicho esto, la noche que jamás olvidaría comenzó allí.




Fin.

capitulo 71

Abrí poco a poco los ojos, un poco desconcertada, pero lo que me encontré delante mía hizo que todos mis pensamientos se disolvieran.
Danny dormía a mi lado, como si fuera un ángel, mientras los suaves rayos soleados atravesaban el cristal de la ventana y se reflejaban en su rostro, haciendo destacar las perfectas pecas y cualquier detalle de su cara.
Me levanté con una sonrisa de la cama y aprovechando que Danny estaba dormido y que cuando ya no se oyeran sus ronquidos, sería un aviso de que estaba despierto.
Me quité el pijama y vestí unos jeans vaqueros, acompañados de una sudadera.
En el momento idóneo, sus ronquidos cesaron, y me giré para comprobar si aún estaba dormido, pero lo que me encontré fueron sus ojos azules observándome.

-¿Te ibas a marchar sin mí? –Me preguntó con una de sus sonrisas mientras se levantaba hasta mi.
-No, solamente estaba aprovechando para vestirme.
-Tampoco pasó nada anoche para no poder verte en pijama… -Sonreía, pero de repente desapareció su sonrisa. -¿Estabas en pijama?
-Sí, tonto. –Reí sin evitarlo, mientras el me rodeaba de nuevo por la cintura. Aún no me había acostumbrado. -¿Siguiente parada?
-Valencia. –Me depositó otro beso, mientras yo evitaba no desmayarme. Una vez más, mi estómago se descontrolaba. -¿Bajamos a desayunar?

Había olvidado que Danny había dormido en ropa diaria.

-Bajemos. –Le dije mientras me dirigía primera hacía la puerta.

Una vez salimos, nos dirigimos directamente hacía las escaleras. Vi que Danny se paraba un segundo y echaba la vista hacía abajo, lo cual yo le seguí. Me mostraba su mano abierta, y enseguida entendí lo que quería decir. Junte la mía sobre la suya, y ambas se entrelazaron.

..

-Si que tardan en bajar. –Comentó Alice mientras cogía una tostada.
-Sí, pero hoy Danny no pasó la noche en su habitación. –Aportó Dougie, con una sonrisa traviesa que lo decía todo.
-¿Ustedes creen?
-Me apuesto lo que sea a que la paso con Cady… e hicieron algo más que dormir. –Dijo Harry con total seguridad.
-Chicos, no seáis así. –Les dijo Tom, aguantando la risa. –Hicieran lo que hicieran, es cosa suya.
-Que extraño, yo no oí nada, y eso que estoy en la habitación de al lado de Cady. –Aseguró Daisy. –Lo que sí oí fue a Danny cantar a las tantas por mi pasillo.
-Era su plan.
-Y funcionó. –Alice dio varias palmadas, emocionada. –Que bien, espero que por fin estén juntos.
-La canción fue increíble. –Siguió diciendo Melanie. –Yo creo que realmente Dan… -Pero Dougie le insertó rápidamente una magdalena en la boca para que dejara de hablar.

Todos miraron a la misma dirección, hacía la puerta del comedor. Danny y Cady entraban, y sin duda, no tardaron en bajar la vista. Estaban cogidos de la mano.


-Buenos días. –Saludé, rebozando de alegría.

Nadie contestó, pero sabía porque. Todas las miradas miraban a nuestras manos, y sabía que después de lo que miraban, iban las preguntas.

-¿Qué hicieron anoche? –Preguntó primero Melanie, quien fue la única que levantó la vista.
-No paso nada. –Aseguré, aunque sabía perfectamente que no me creían.

Me senté en una silla libre al lado de Dougie, mientras que Danny se acoplaba a mi lado. Le sonreí alegremente, pues era inevitable disimularlo. Él me sonrió aún más contento que yo, y acercándose a mi, me dio otro dulce beso.
Estiré el brazo para coger la leche, pero me di cuenta que unos ojos delante mía me observaban. Melanie de nuevo. Sin duda había visto el beso.
Carcajeé y derramé leche sobre dentro del vaso, ignorando su mirada. Sabía que no era la única, pues había notado el silencio que habían formado los demás después del beso.

capitulo 70

En las películas que solía ver junto a mis padres aquellas tardes aburridas cuando me sobraba tiempo, la protagonista que vivía la historia de amor solía ir corriendo hacía la puerta, abrirla y encontrarse enfrente a su príncipe azul.
O también, cuando acostumbraba a quedarme hasta las tantas de la madrugada con Melanie viendo películas de terror, la chica abría la puerta y amarecía una niña con bata blanca, o la chica del pozo.
Aquello fue suficiente para perdiera más valor de ir e abrir. ¿Y si ocurría lo de las películas?

-¿Cady, estás despierta? –Oí como susurraba, seguramente inseguro de llamar. Sonreí sin evitarlo, y fue hasta la puerta para abrirla lentamente.

Pude encontrarme su precioso rostro, sus ojos azules que tanto ansiaba volver a ver y sus pecas adornándole la cara. Una vez más, mi cuerpo se tensó y comencé a crearme mis propias dudas. Era incapaz de romper el incómodo silencio, así que decidí esperar a que él lo hiciera.

-¿Has oído lo que cantaba? –Su sonrisa pícara apareció, pero yo solo pude reír en silencio.
-Sí, lo he oído. –Eché un vistazo al final del pasillo. -¿Ya habéis regresado?
-Tom me dijo que habías llamado, de modo que supusimos que era hora de regresar. Las fiestas españolas son agotadoras.
-Algún día las viviré. –Me auto convencí yo misma. –Y bueno. ¿Te pasabas solamente por aquí? –Intenté que sonara amable.
-No. –Rió. –Se que es un poco tarde, pero ahora no creo que nada nos moleste para hablar. –Tragué nerviosamente saliva, y gracias a mi mala suerte, resonó por todo nuestro entorno el sonido. -¿Puedo pasar?
-Claro. –Le di paso, y cerré la puerta tras él. Esperó a que hablara, pero no lo hice, de modo que prosiguió.
-Cady, ya sabes lo que siento por ti. –Dio un paso hacía mi, pero se paró, inseguro. –Jamás antes había dedicado una canción a otra chica, y no se porque, esta vez lo he hecho. –Sonrió con su angelical sonrisa. –Supongo que me he enamorado. –Volvió a mirarme, y noté la pregunta en sus ojos. –Solo quiero asegurarme de que si tu también sientes lo mismo hacía mi.

Abrí la boca, esperanzada de que se me ocurriera algo y lograra decir, pero fue en vano. No lograba que ninguna palabra saliera de mi garganta, y todo aquello por el nerviosismo. Al parecer, él lo notó, y lo único que hizo fue cogerme una mano.
Yo me quedé allí, anonadada, observado nuestras manos entrelazadas. Era precioso.
Volví a subir la vista hasta él, y le encontré. Sabía que todo aquello dependía de mi, de mi valentía, así que por un segundo decidí desprenderme de mi mente y hacer caso a mis instintos e impulsos.

Di un largo paso hacía delante, y como si mis brazos renunciaran a mis pensamientos, rodeé al guitarrista por el cuello. Me acerqué todo lo que pude a él, y estirando mi cuello y cuerpo, logré llegar hasta sus labios.
Seguido esto, nos fundimos en un beso, un beso que había sido yo la valiente que lo había provocado.
Pronto se intensificó, pues Danny me rodeó por la cintura suavemente, y en lo que hubiera sido un abrir y cerrar de ojos, nuestras lenguas ya se habían juntado.
Poco a poco fue disminuyendo la potencia, hasta que nos quedamos ambos juntando nuestras frentes tan solo. Me sonrió con una amplia sonrisa, y yo sin evitarlo, también lo hice. Mi estómago en aquel momento no tenía palabras para describirse, pero fue extraño que lograra ignorar tantas cosquillas dentro de el.

-Te quiero. –Me susurró Dan tranquilamente, y yo aún sin creerme lo que oía, decidí arriesgarme en lo que creía un sueño.
-Yo también. –Y nos volvimos a sumergir en otro apasionado beso.


capitulo 69

Ignoré a las chicas durante todo el camino, pues mi mente aún estaba apartada del mundo, pensando en lo ocurrido y en lo que podría pasar. Sin duda la idea de hablar sobre el tema con Danny me inquietaba, y hasta conseguía poner mi piel de gallina. Aunque me podía hacer una idea clave de lo que me iba a decir, tenía miedo, pues yo era así. Estaba ignorando a la canción que me había dedicado, y mi mente solamente podía reflejar la palabra rechazo. Sí, yo era así de tonta.
Subí lentamente a mi habitación, despidiéndome de mis amigas y recorriendo los largos y claros pasillos del hotel, con paredes altas y suaves, blancas sin ninguna suciedad, que coordinaban con las puertas de roble.
Busqué mi llave en el bolsillo, y suspiré aliviada al ver que no las había perdido.
Me encerré en mi habitación mientras me dejaba caer en la blanda cama, y cerré los ojos intentando poder concentrarme en mis problemas.. bueno, si se podía llamar problemas.
No tardé en caer en un profundo sueño.

Me desperté algo agitada, respirando fuerte, pues algo había soñado que me había inquietado. Intenté recordarlo, pero por desgracia, no pude. Un miedo me recorrió cada parte de mi cuerpo, y mi mirada se posó automáticamente en el reloj. Las doce y media.
Los chicos ya habrían llegado hacía rato. Suspiré melancólica, intentado volver a dormirme, pero al cabo de unos minutos me reincorporé, comprendiendo que en aquel momento, aquello era imposible.
Me levanté y salí de mi habitación. Sabía que iba a molestar, pero necesitaba su apoyo, necesitaba sus sabios consejos, y que su hoyuelo me alegrara un poco en aquel momento.
Crucé varias esquinas, hasta que llegué a su puerta número 59. Di dos golpes secos en ella, esperando que abriera, pero nadie lo hizo.
Apegué mi oído a la madera de la puerta, intentando oír algún sonido dentro de el, pero un silencio sepulcral reinaba dentro. Resoplé, sin saber donde se hallaba Tom. Era ya tarde, y debían de haber vuelto, a no ser de que, como solían hacer muchas ocasiones, hubieran celebrado el concierto.
Saqué mi móvil, y marqué su número, el cual me sabía de memoria. Tardó un par de segundos hasta que me lo cogió, y enseguida reconocí la música. Sí, había acertado.

-¿Cady? ¿Estás bien, ha ocurrido algo? –Preguntó intentado sobrepasar la música con su voz.
-No, no, tranquilo. –Me sonreí a mi misma, agradecida por su preocupación. –Es que había venido a tu habitación, y al ver que no abrías, pues… -Fruncí el ceño, sin saber como seguir. –me preocupé.
-Oh. –Noté su risa. –No, estamos aún en la calle. Nos paramos al ver una fiesta en la calle, y bueno, aquí estamos aún. –Carcajeó, mientras yo solo sonreí. -¿Seguro que era yo a quien buscabas?
-Pues claro. –Aseguré, frunciendo el ceño por su duda. –¿Tardaréis mucho en volver?
-No creo. Dentro de unos minutos me encargaré de sacar a la fiesta a estos. –Asentí, aunque sabía que él no podía verme. -¿Quieres que vayamos ya?
-No, descuida. –Carcajeé esta vez yo, solo que lo hice forzadamente. –Nos vemos mañana, Tom. Buenas noches.

Y colgué.
Me quedé en un vacío, en un abismo de duda. Sabía que Danny adoraba las fiestas, las idolatraba, y que en ellas se descontrolaba. Caminé de regreso ha mi habitación, intentando salir de la duda, pero solamente conseguí sumergirme más.
Me senté en el borde de la cama, y encendí el televisor, intentando encontrar algo interesante. Pero había un problema; estaba en España, y la programación era en Español. Suspiré frustada, y solamente queriendo que el tiempo pasara hasta que cogiera aire, presté atención a la pantalla.


Supuse que las horas pasaron deprisa, o por lo menos los minutos, porque justamente cuando roté mi cabeza de nuevo al reloj, oí como una grave y ronca voz que venía del pasillo cantaba.

-I Could be in California, I wanna tell ya when I call ya, I could’ve fallen in love, I wish I’d fallen in love.

Era Danny, sin lugar a dudas.
Mi respiración se agitó, y presté atención para seguir su voz con mi oído, y tal como esperaba y en el fondo deseaba, se paró enfrente de mi puerta.

capitulo 68

Salí lenta de nuevo hacía la calle, pues en el local español se estaba bastante caliente. Se podía ver a señores cincuentones ver el futbol animadamente, mientras decían en voz alta cosas que no entendía. Cuando llegué a la puerta de salida, decidí decir adiós al calor y confort de la sala para saludar al frío de la calle.
Nada más pisar la acera y antes de que llegara a la mesa con mis amigos, noté como alguien me cogía de la muñeca y me empujaba hacía un lado. Me extrañé por aquello, de modo que miré rápidamente quien me había cogido, por si acaso. Pero tan pronto como empezaba a asustarme, reconocí unos densos y preciosos ojos azules, los únicos que lograban cautivarme. Despejé mi terror y sentí como mi respiración volvía a ser suave, mientras al contrario de mi corazón, los latidos comenzaban a delatarme. Una vez más, su presencia conseguía ponerme nerviosa.

-Tranquila, soy yo. –Me aclaró Danny, mientras me llevaba un poco lejos del bar.
-¿Qué quieres? –Le pregunté dubitativa, mientras nos parábamos en una esquina algo oscura, alejada de la gente.
-Te dije que quería hablar contigo sobre lo de anoche. –Me sonrió, mientras se apoyaba en la pared. –Dime, ¿por qué te fuiste del concierto cuando toqué… tu canción?

Tragué saliva muy violentamente, haciendo que resonara entre aquellas oscuras paredes. Mis sistema nervioso se agitó, y fue raro que mi corazón no dejase de latir por la gran velocidad que llevaba. Intenté buscar las palabras correctas para expresarme, pero había que admitir que ni yo misma conseguía saber porque aquel día me fui.

-La verdad, no lo sé. Supongo que… me emocioné demasiado. –Arrugué el ceño, pensando mis palabras. –Quiero decir, no me lo esperaba y…
-Te entiendo. –Me ahorró las palabras con una risa. –Sé que es una forma muy cobarde de expresarte mis sentimientos, pero esta vez no he tenido agallas para hacerlo. –Me levantó las cejas, esperando mi respuesta. –Y bueno… ¿qué opinas?
-¿Yo? –Reí entrecortadamente, nerviosa. –Oh, claro, he de decirte lo que me parece.. ¡o lo que siento! –Me froté los ojos, callándome para no dejarme en autoridículo. –Mi*rda, lo siento, no se ni lo que digo. –Me sonrió despreocupadamente. –Yo… -Pero no me dejaron acabar la frase, pues pronto noté que una sombra aparecía, cortándonos el momentos.
-Siento interrumpir, pero es hora de irse. –Nos informó Tom, mostrándonos su adorable hoyuelo. –Tenemos que prepararnos todavía para el concierto.
-Dios, es verdad. –Se acordó Danny, fastidiado. –Siempre hay algo que me tenga que interrumpir. –Suspiró, y me miró indeciso. –Supongo que tendremos que dejar la charla para otro momento.
-Sí. –Acepté, mientras veía como Tom se alejaba de nuevo hacía la multitud.

Empezamos a caminar lentamente hacía nuestros amigos, intentando no despedirnos, pues yo por lo menos no quería alejarme en aquel momento de él. Aunque me había resultado casi un favor que Tom hubiese venido a avisarnos del concierto, también me fastidiaba, pues quería hablar lo ocurrido con Danny.

-¿No me deseas suerte para este concierto? –Me preguntó durante el trayecto con su voz seductora y su pícara sonrisa.
-¿Suerte? –Me extrañé sin pillarle sentido, pero pronto recordé el beso antes del pasado concierto. –Oh… -Intenté disimular. –No te hace falta suerte para hacerlo genial.

Me sonrió con algo de tristeza, pues yo incluso sentí un vacio en mi pecho al no tener agallas de ir y plantarle un beso como hizo él, pero así era; una cobarde. Se despidió de mi con una sonrisa, y se reunió con sus amigos, preparados para subir al coche. Nosotras, por otra parte, esperamos a que se alejaran, y una vez lo hicieron, empezamos a dirigirnos de nuevo hacía el hotel.

capitulo 67

Me despedí de él con una sonrisa, mientras le observaba alejarse. Luego, me volví a girar hacía Danny, y le dediqué una mirada molesta. Este solo rió.

-¿Por qué me miras así? –Puso sin dificultad su maleta en el maletero. -¿Querías esa cita en Montpellier?
-¿Te molestaba que tuviera una cita con Pablo en Montpellier? –Le pregunté sonriendo sarcásticamente, y entonces él se volvió serio durante unos segundos.
-Yo te podría conseguir una cita más romántica y mejor en Montpellier que él. –Me guiñó un ojo. –Aunque la cita no tardaría en salir en la prensa.
-¿Qué? –Danny me miraba sonriendo tiernamente. –No me importa ni la prensa, ni el romanticismo, ni nada de eso. Lo importante de una cita es tenerla con la persona que quieres. –Le levanté una ceja. –Además, no siempre te vigilan a todas horas.
-¿A no? –Rió, mientras se acercaba un poco hacía mí. –Dime, ¿Crees que ahora nos está mirando algún paparazzi?

Observé mi entorno, tranquilo y pausado, mientras lo único que se oía era el cantar de los pájaros. Me volví hacía él, con una sonrisa orgullosa dibujada en mí.

-No hay ninguno ahora. –Le sonreí. -¿Ves como tengo razón?
-¿Estás segura? –Me sonrió pícaramente. –Observa.

Fruncí el ceño, para ver que demostración me hacía, pero lo único que me dio tiempo a ver fue como me cogía suavemente de la cadera y se acercaba rápido a mi, mientras me daba un tierno beso.
Me quedé paralizada, notando sus suaves y cálidos labios sobre los míos, volviendo a caer en una telaraña de un profundo pozo, alejándome de la realidad. No supe que hacer con mis brazos, ni como actuar, pues sabía que aquello era solo una demostración, pero lo que parecieron unos 3 segundos, para mi fue media hora. Tan pronto como disfrutaba de aquella acción suya, noté un flashazo en mis ojos, haciendo que me provocara una reacción molesta, pero no quise separarme de él.
Se separó lentamente de mí, sin acortar todas las distancias. Solamente nos separaban unos 3 centímetros, pero no pude evitar girar mi cabeza hacía donde había recibido el destello. Vi como se alejaba un individuo agachado, intentando no ser visto, pero era inevitable. Me mordí el labio, con rabia de haber perdido, pero también de la foto que nos habían sacado. Miré de nuevo a Danny, quien aún no había apartado sus manos de mi cintura.

-¿Por qué has hecho eso? ¡Esa foto va ha salir en todas las revistas francesas! –Le reproché.
-Y no francesas. –Aportó él, cerrando la puerta del maletero. –Vamos, no intentes fingir, te ha gustado. –Me guiñó un ojo, mientras entraba al coche.
-¿Qué? –Le seguí, y me senté a una banda, mientras él se acoplaba al centro, al lado de Daisy. Cerré la puerta tras de mi. -¡No me ha gustado! –Le susurré forzadamente, sin pensar exactamente lo que decía.
-¿Sí? Pues incluso cuando has notado el flash de la foto no te has molestado en separarte. –Noté como Tom arrancaba el motor. –Está bien, lo siento por el beso. Pero si te soy sincero, echaba en falta la calidez del beso de ayer.

Giré mi cabeza y miré por la ventanilla, mientras observaba como nos alejábamos poco a poco de la gran ciudad. De nuevo, estaba convencida de que mis colores habían saltado, así que preferí que Danny no lo notara. A los pocos minutos de estar mirando por el cristal, noté que por arriba de mi hombro aparecía una mano, que incluso en ella habían señales de sus pecas. Volví a girarme para mirarle, y Danny me miraba sonriente, sin quitar su brazo de mi hombro y cuello. Yo le fruncí el ceño, pero esta vez con una pizca de diversión. No me molestaba, en absoluto.

-¿Te molesta?  -Preguntó, con una de sus radiantes sonrisas que lograban derretirme.
-En absoluto. –Le aclaré yo rápida, y una vez se lo dije, dejé caer mi cabeza sobre su hombro.

El viaje no pareció ser tan largo, pues nuestra próxima parada era España, el país soleado, el país de los toros. No tenía mucha afición por visitar este país, pero admito que no me era molestia pasearme por las calles de nuestra siguiente parada; Madrid. Durante nuestro trayecto en coche, caí dormida en el hombro del guitarrista.

Cuando llegamos a la capital fuimos directamente a dejar nuestras maletas en el hotel, y tan pronto como las dejamos en nuestras habitaciones, todos salimos a dar una vuelta y pararnos a tomar algo en un bar cercano al hotel. Conseguimos acoplarnos en una mesita de fuera del recinto, pues éramos más de cinco personas y costó un poco organizarlo todo, pero finalmente, lo conseguimos. Ya había comenzado a anochecer cuando logré sentarme al lado de Harry y Melanie.

-Yo un café con leche. –Pedí por último a la camarera cuando acabó de tomar nota.

Nos dedicó a todos una sonrisa, y mientras, comencé una animada conversación con Harry mientras esperaba mi taza. Obviamente, Harry era curioso, y se había percatado de los momentos que vivíamos Dan y yo.

-Pero entonces dime, -Me pidió en un susurro solo para que oyera yo. -¿te gusta o no?
-Harry, no me gusta confesar mis sentimientos. –Me hizo cara de cachorro degollado, lo que me pudo. –Está bien. –Suspiré. –Sí, me gusta Danny, y mucho.
-¿Entonces por qué no te lanzas?
-¿Estás loco? –Carcajeé suavemente. –Soy muy vergonzosa, ¡jamás me atrevería a hacerlo! Además, tengo miedo al rechazo.
-Eres más tonta de lo que suponía. –Suspiró. –Haber, señora causante de la canción FALLING IN LOVE, ¿no te dice nada eso?
-Lo sé, pero no tengo confianza en mi misma. –Me rendí, levantándome de mi silla. –Voy al baño un segundo, ahora regreso.

El batería asintió, mientras yo entraba dentro del local, el cual estaba decorado con sillas y mesas de madera, y las paredes pintadas con un color canela. Encontré fácilmente el baño, y me metí dentro de él para pensar un poco, más que nada.

capitulo 66

-¡DESPERTAD, INFIELES! –Gritó una aguda voz, haciendo que despegara mi cara de la almohada e intentara diferenciar la voz. Era Dougie, sin duda.

Entrecerré los ojos, recordando la pasada noche. Di un brinco en la cama cuando recordé la llamada de Harry, el ebrio Danny y la llave perdida. Estaba situada en la parte derecha de la cama de matrimonio, aún sin observar la otra banda, con la duda de que si él aún estaba allí o no. No tenía suficiente valor como para girarme y comprobarlo, no, no podía encontrarme con su mirada fuera de sí, confuso y menos aún con la incomodidad de lo que había pasado en el concierto.

-¿Ca... Cady? –Susurró con una voz más ronca de lo habitual.

Cerré los ojos con miedo a lo que pudiera pasar. No me veía capaz de girar mi cabeza y encontrarle mirándome, ni de sentarme sobre la cama. No era capaz de moverme, pero algo había que hacer.
Di media vuelta, temblorosa y con una vergüenza incontable, y por fin, después de haberme sentado sobre la cama, tragué saliva y le miré, pero aún sin ser capaz de decirle nada.

-¿Qué…? –Desplazó un momento la mirada y observó el final del colchón, hasta que volvió a hablar. -¿Dónde está mi llave?
-¿Te acuerdas de lo que sucedió anoche? –Logró emitir mis cuerdas vocales, rogando que la respuesta fuera un sí.
-Está algo borroso, pero sí, logro recordar. –Volvió a mirarme, y fue él el que se sentó en compañía mía en la cama. –Quise hablar contigo…
-Danny, me acabo de despertar, no me apetece hablar de lo sucedido ahora.
-Está bien, te entiendo. –Suspiró. -¿Luego cuando recojamos nuestras cosas y las metamos en el coche, me dedicarás un poco de tiempo?
-¿Puede ser después del viaje? –Le pedí con voz temblorosa, mientras mis manos temblaban de nerviosismo.
-De acuerdo. –Aceptó algo serio mientras se levantaba de la cama. –Creo que.. me voy a mi habitación.

Me quedé callada, con miedo a que le hubiera sentado mal, pero lo único que conseguí hacer fue observarle mientras recorría la sala hasta llegar a la puerta. Cuando la abrió, se paró, observando la manilla durante unos escasos segundos hasta que volvió a cerrar la puerta. Apoyó una mano sobre esta, y me volvió a mirar. Yo me quedé callada, mirándole un poco asustada, con miedo a lo que me pudiera decir. Él me sonrió.

-Te prometí que no te pondría malas caras. –Rió. –Gracias por haberme dejado dormir esta noche contigo, a pesar de lo que pasó ayer, y… -Me guiñó un ojo, como  solía hacer. –espero que te hubiera gustado tu canción.

Me convencí de que mi color de cara adoptó un rojizo impropio, pues él soltó de nuevo un risita y me miró con ternura. Le sonreí tímidamente, y volviendo a rodar la manilla, salió de la habitación.

Una vez hube recogido todas mis cosas y puestas en la maleta, me reuní con las chicas. Como no, el rumor de que Danny había pasado la noche en mi habitación se divulgo bastante deprisa, lo que hizo que sus preguntas saltaran nada más llegué a ellas. Opté por contarles la verdad; que no pasó nada.


Todas bajamos juntas hasta el portal del hotel, donde nos esperaban ya dos coches para subir. Fue Tom el que organizó quien iba con quien, y como no, el dueño del hoyuelo amañó la organización para que fuera junto al pecoso. Mientras ponía mi maleta en el maletero, noté que alguien me la cogía y la acoplaba dentro de el. Miré al hombre, y pude observar los ojos castaños a los que le fallé anoche. Pablo.

-Buenos días, Pablo. –Le dije con una sonrisa, hasta que recordé lo de anoche, e hizo que pusiera cara de horror. –Oh, lo siento por lo de anoche, fui a…
-Al concierto de los chicos. –Me enseñó media sonrisa. –Oí la canción; lo comprendí todo. –Me miró con melancolía. –Admito que me hubiera gustado tener una cita contigo en Paris, pero veo que tu relación con Danny…
-¿Qué? –Carcajeé. –No tengo nada con Danny.
-¿No? –Pareció alegrarse, pues sonrió si le hubieran regalado un jamón. –Oh pues, no me importaría volver a invitarte a cenar en…
-Muy buenas, Pablo. –Interrumpió de repente Danny a mis espaldas, lo que hizo sobresaltarme. -¿Qué tal anoche? ¿Tuviste una velada agradable?

El castaño adoptó una faceta de molestia, y con un suave movimiento, me empujó hacia un lado, alejándome del guitarrista y situándome delante suya, apoyada sobre un lado del coche. El colocó un brazo por arriba de mi hombro, haciendo que me lo encontrara más cerca de lo que creía.

-Lo que decía. –Me susurró mientras intentaba que no le oyera nadie. –Esta noche ya habremos llegado a Montpellier, de modo que si tu quieres, puedo organizar una cena en algún restaurante elegante, y considerarlo como una ci…
-¡Por cierto, Pablo! –Volvió a interrumpir Danny con su tono gracioso, colocándose entre nosotros dos, rompiendo la cercanía que teníamos. -¿Sabes que ayer Cady prefirió venir a mi concierto? –Pablo apretó los labios, aguantando la rabia. –Y le dediqué una canción, ¿sabes? –Dan levantó una ceja. –Se llama Falling in love. ¿La oíste?

Miré a Pablo, asustada de que no aguantara su rabia, pero este solo se limitó a sonreírme. Me volvió a mirar, y apartando su brazo del coche, me miró tiernamente mientras se apartaba.

-Ya hablamos luego.

Me despedí de él con una sonrisa, mientras se alejaba al otro coche. Allí estaban Harry, Doug y Melanie. Al parecer, en mi auto íbamos a estar apretaditos; Tom, Alice, Daisy, Danny y yo.

capitulo 65

Intenté tardar hasta que llegué al vestíbulo, temblorosa, mientras mis piernas y manos temblaban por el miedo. Cuando acabé de bajar el último escalón, no tardé en divisar a mis amigos. Fui hasta ellos, intentado encontrarle. Estaba sentado en uno de los sillones, con una revista tapándole los ojos y con la cabeza inclinada hacía arriba. Tenía una sonrisa dibujada en la cara, lo que hizo extrañarme. Miré confusa a Tom, quien pronto me sonrió con picardía.

-Mejor nos vamos todos a dormir. Ha sido una noche agotadora. –Sugirió Dougie, y nada más acabo de pronunciar esto, todos caminaron en pareja, rápidos por llegar a las escaleras.
-¡Pero esperad! –Pedí en un susurro, pero ninguno se molestó es esperarse junto a mi.
-Está un poquito… ido. –Me informó Tom, y volvió a darse la vuelta, cogido de la mano de su novia.

Cuando hubieron desaparecido por la escalera, me volví a girar para ver a Danny. El nerviosismo se apoderó de mi, pero era hora de afrontar las cosas. Caminé hacía él, y me paré de pie, enfrente suya. Él pareció no oírme, o es que se había dormido, pues no daba señales de vida. Aunque si se había dormido, era extraño que no emitiera sus típicos ronquidos.

-¿Danny? –Le llamé en voz baja, y él por fin dio señal de vida.

Alzó lentamente su brazo, y cogiendo la revista, se la apartó de los ojos. Recobró la compostura del cuello, y enseguida noté que le pasaba en su mirada. Parecía cansado, y sus ojos mostraban tristeza aunque tuviera una pícara sonrisa. Estaba ebrio, lo hubiera jurado.

-¿Caaaaaaaaaaaaaaaady? –Soltó una risita. –Vaya, llevo toda la noche intentado encontrarte. ¿Y vienes ahora?
-Lo siento.. –Fruncí el ceño bebida. –Danny, estás borracho.
-¿Yo? –Se levantó del sillón tambaleándose, y me cogió por los hombros. –Estoooy bien.
-Dios Danny, te apesta el aliento a cerveza. –Hice una mueca de asco mientras despejaba el aire. –Vamos, te ayudo a volver a tu habitación.
-Solo si pasas la noche conmigo. –Me dijo con voz seductora, mientras me sonreía y guiñaba un ojo. 
-Eres un tonto. –Le dije sin poder evitar sonreír.

Echamos a andar de nuevo hacía las escaleras, y tuve que cogerle varias veces para que no cayera al suelo. Por allá donde pasaba dejaba su rastro a cerveza. Cuando conseguimos llegar al umbral de su habitación, estuvo un largo tiempo buscando entre sus bolsillos la llave, pero ya comenzaba a repetir los lugares de su busqueda.

-Oh, oh. –Susurró con tono preocupado.
-¿Qué pasa Danny? -Dejó de buscar la llave, y se quedó embobado mirándome. –No me digas que has perdido la llave de tu habitación.
-Me parece que sí.. –Carcajeó, y yo rodé los ojos. –Me temo que hasta mañana no podré pedir otra llave. –Rió de una forma muy aguda. -¿Puedo dormir esta noche contigo?
-¿Qué? –Adopté una cara de horror. –Pero… ¿no recuerdas nada de hoy?
.Uhm… no. –Rió de nuevo. -¿Hicimos algo? ¿Quieres repetir? –Se acercó de forma seductora a mi, extendiendo sus brazos para cogerme de la cintura, pero le aparté las manos.
-No,no hicimos nada. –Rodé los ojos, evitando la tentación. Estaba ebrio, él no sabía lo que hacía y yo no debía dejarme llevar. –Ya te extrañarás mañana cuando te despiertes, pero está bien. –Suspiré. –Duermes conmigo, ¡Pero no hagas nada extraño!

capitulo 64

Salí lo más rápida que pude del teatro, dejando atrás la música que lograba cruzar las paredes. Empecé a caminar por las frías calles de Paris, escondiéndome entre la gran multitud de gente que caminaba por la acera. Las luces Navideñas que decoraban las amplias calles hacía que me causaran molestia en mis ojos, pues estaban en aquel momento débiles e irritados por las lágrimas. Estaba cabizbaja, llorando sin saber porque, solamente queriendo alejarme del real mundo y entrar en mi cabeza, para mirar detalladamente mis pensamientos e intentar pensar.
Al cabo de unos largos minutos caminando, intentado pensar pero fue en vano, me paré, y caminé hasta el bordillo de la acera. Estiré mi mano, y enseñando mi dedo pulgar a la carretera, intenté llamar a un taxi. Tardó varios minutos en que alguno parara, y cuando por fin lo hizo alguno me subí rápida al coche, intentando secarme mis lágrimas derramadas sobre mis mejillas para que no se notaran. Cuando miré al conductor, me sorprendí al ver que era el mismo chico de raza negra de antes, y este al ver que no hablaba, se giró para verme. Él también se impresionó, pues abrió exageradamente sus ojos y me miró extrañado, casi como si fuera una broma.

-¿Ya está aquí de nuevo? –Frunció el ceño. –Me parece que aun no ha terminado el concierto.
-Oh, ya, pero debo regresar al hotel. –Sonreír forzadamente. -¿Puede dirigirse al…?

Me mantuvo durante todo el trayecto callada, mirando a mis zapatos de tacón plateados mientras mis ojos no paraban de derramar lágrimas. Todo estaba siendo difícil; la cosa no era como en las películas. Resultaba difícil tomar una decisión. Había empezado mi proyecto de olvidar a Danny hacía unas cuantas semanas, y cuando mejor lo llevaba, va y me pasaba esto. Era increíble.
El tiempo que estuve en el taxi me pasó casi volando, ya que pareció que segundos después de que hubiera subido al coche, ya había llegado de nuevo al hotel. Saqué mi billetera para pagarle al taxista, pero este me plantó su mano parándome.

-Déjalo, ya me cobras este viaje con las sobras del otro billete.

Le sonreí amablemente, y despidiéndome de él, bajé del auto. Me dirigí lenta hacía las puertas del hotel, pensando en lo que estaría haciendo Danny en aquel momento. No había forma de desprendérmelo de la cabeza, ni siquiera de apartármelo durante una milésima de segundo, no.
Cuando hube subido a mi habitación número 164, situada a la derecha de un largo pasillo, mi móvil comenzó a sonar dentro de mi bolsillo. Hizo que me sobresaltara y diera un brinco en el sitio, y con las manos temblorosas por el frío, saqué el celular. Miré a la pantalla, y mi cara adoptó una faceta de horror, haciendo que esta vez temblara de nerviosismo y un poco de miedo. El nombre de Danny resurgía en el y una foto de él aparecía encima de su nombre. Me quedé paralizada, sin saber sin colgar o responder, pues si respondía, no saldría ninguna palabra de dentro de mi. Debido al largo tiempo que intenté pensar, el móvil dejó de sonar, haciendo que tuviera una llamada perdida suya. Suspiré, tranquilizada, pero no duró mucho aquel silencio que se había formado después de su llamada, pues mi móvil volvió a sonar; me volvía  a llamar.
Cerré nerviosa los ojos, y bloqueado el móvil, me lo inserté de nuevo en el bolsillo. Cogí la llave de mi cuarto, y entré rápida. Tiré el móvil encima de la cama, y volviendo a echarme a llorar, me dejé caer sobre ella. Era una completa cobarde.


Volví a despertar sobre el húmedo colchón por la melodía de llamada de mi móvil. Miré el reloj; había pasado casi una hora desde que había llegado. Miré la pantalla, esperando ver reflejado su nombre de nuevo, pero esta vez no su imagen la que resaltaba, si no la de  Harry. Me impresioné, y sin planteármelo le cogí el teléfono.

-¿Diga? –Dije algo somnolienta.
-¡Por fin cogiste el teléfono! –Gritó Harry,, con gracia. -¿Por qué te has ido del concierto? Necesito que vengas.
-Tu ya sabes porque. –Suspiré. -¿Ir para qué?
-Tienes que hablar con Danny.
-Lo sé, pero esta noche no estoy preparada.
-Cady, Dan se ha deprimido bastante cuando se ha enterado que te habías ido.
-Lo siento. –Susurré, mientras volvían a humedecerse mis ojos.
-Pídele disculpas a él. –Fui a hablar, pero me interrumpió. –Por favor, baja al vestíbulos. Estamos entrando al hotel.

Me quedé helada simplemente imaginándome la situación. Miré la puerta, sin sentirme capaz de salir.

-¿Bajar? ¿Es necesario?
-Por favor… -Me pidió con voz lastimera. –Te esperamos aquí. –Y dicho esto, colgó.

capitulo 63

Siguieron con algunas canciones más, que según me iban diciendo mis amigas, se titulaban I’ll be ok, All about you, one for the radio, star girl y más aún.  El concierto estaba siendo bastante excitante, y en mi resurgió la duda de porque Danny había insistido tanto en que acudiera a dicho concierto. Merecía la pena, desde luego. Jamás antes había sentido tanta adrenalina y emoción junta, y ver a los cuatro chicos más importantes para mi allí era algo especial, lo cual hacía que entendiera de cierto modo a las dichas Mcflyers.
Cuando me di cuenta, había pasado más de 1 hora desde el comienzo del concierto, y los chicos sudados preparaban sus micrófonos para hablar. Descansaban varios minutos, y noté como el final del concierto estaba cerca. Se oía a las fans, gritando emocionada, con pulmón abierto, y en el momento en que Tom empezó a hablar, todas callaron, haciendo un silencio sepulcral, difícil de creer.

-Muchas gracias a todos por estar aquí esta noche. –Dijo el rubio, levantando los brazos y las fans lo volvieron a cubrir de gritos. –Esta noche, nuestro amigo Danny, -De nuevo gritaron, alocadas. –quería tocar una nueva canción que lleva componiendo desde el inicio de la gira. –Carcajeó. -Estoy seguro de que os gustará, así que transmitámosle apoyo para que la toque.
-Gracias Tom. –Agradeció Danny, con una de sus típicas sonrisas que podian hacer sonreír a cualquiera. –He dedicado todo mi tiempo ha escribir esta canción, ignorado a una persona en especial, y pido perdón. –Vi como empezaba a inspeccionar la sala con la vista. –Siento haberme comportado mal con ella, enfadarme sin motivo, y haberle hecho que lo pasase mal, pero quiero recompensarle todo eso con la canción que le he dedicado. –Sonreí de nuevo, y noté como sus ojos se posaban en nuestro sitio vip.
-¡Danny se ha enamorado! –Gritó fuerte Dougie desde el micrófono, lo que hizo que las fans dieran un chillido ensordecedor, algunas decepcionadas y otras alegradas.

Yo me mantuve parada, incapaz de mover ni un dedo. Me sentí identificada, había que admitirlo, y por fin veía claro y con sentido todas las cosas. Oí algunas palabras que me susurraron las chicas, pero no logré escucharlas con atención, de modo que pasé de ellas. No podía despegar los ojos de Danny, quien con sus movimientos perfectos, se colocaba la guitarra y cogía nueva pua. Volvió a sonreír, y noté como mi corazón se ablandó. Él volvió a coger el micrófono, y antes de que hablara, cambió la rotación de sus ojos del público, al lugar donde estaba yo. Mi cuerpo dio un brinco en el sitio cuando noté que me miraba, aún con la distancia. Me mordí el labio, controlando la emoción que recorria por mis venas.

-Se titula Falling in love. –Dijo, y dicho aquello despegó los ojos de mi y comenzó a tocar unos dulces acordes, a lo que pronto se unieron los demás, dándole mas ritmo.


Me enamoré por completo de las notas, del ritmo, pero en el momento en que Danny comenzó a cantar, noté que ya moría definitivamente.

-Everyday feels like a Monday there is, no escaping from the heartache now I, gotta put it back together coz it’s, always better late then never wishin, I could be in California, I wanna tell ya when I call ya, I could’ve fallen in love. I wish I’d fallen in love. –Cantó, y cuando se hubo separado del micrófono, noté una rápida mirada hacía donde yo estaba. Mientras, yo estaba ida, sin creerme lo que oía
-Out of our minds and out of time, wishin’ I Could be with you, and to share the view. We could’ve fallen in love. –Cantó esta vez Tom, con una gran sonrisa que parecía que no se la quitaba ni Dios.
-Waking up to people talking and it’s –Volvió a cantar Danny. –getting later every morning now I, realise it’s nearly ,midday and I’ve, wasted half my life, to throw it away, saying. Every day should be a new day, to make you smile and find a new way, -Levantó entonces la mano, y apunto con su dedo índice hacía donde estábamos nosotras, lo que hice que notara miradas que podrían matar sobre mi nuca. –of falling in love… yeah falling in love.

Seguido eso, comenzaron a cantar cosas que ya no pude distinguir, ya que había escondido mi cara entre mis manos, parando las lágrimas que caían con fuerza sobre estas. No sabía porque lloraba, pero por un momento pensé que aquello no era real. Estaba enamorada de Danny, y al principio llegué a pensar que todo aquello era una broma más suya, pero no, no tenía lógica. No sabía que hacer, solamente quería estar feliz con él. Después del concierto, me iba a poner demasiado nerviosa, me conocía, y probablemente me desmayaría como siempre, de modo que hasta mañana no tendría que hablar con él. Me levanté de mi sitio, e intentado que estas no me miraran a los ojos para no poder diferenciarme las lágrimas, me dispuse a volver al hotel.

-Cady ¿Dónde vas? –Me preguntó Daisy.
-Necesito ir al hotel… mañana nos vemos.
-Pero luego del concierto los chicos han pensado en dar un paseo por Paris.
-Lo siento. –Dije sonriendo forzadamente, y salí en dirección hacía la calle.

capitulo 62

Vi como Danny, con su guitarra negra colgando de su espalda, se acercaba lentamente a mi. Sin pensar en lo que hacía, mis piernas no dudaron en intentar llegar a él lo más rápido que pude. Cuando nos encontramos a mitad de la sala, nos mantuvimos varios segundos mirándonos. Hubiera jurado que me miraba con alegría, pura y sincera alegría que desprendían sus preciosos ojos celeste. Sonreí tímida, y levanté una mano en señal de saludo.


-He tomado una decisión a última hora. Siento haberlo hecho tan tarde. –Me disculpé, poniéndome nerviosa al oír las prisas que le echaban a este. Él parecía no oír.
-Lo importante es que has llegado, y has preferido mi concierto antes que Pablo. –Me sonrió, perforándome con sus seductores y perfectos ojos azules. -¿No es cierto?
-Lo es. –Carcajeé. –Seguro que será un gran concierto.
-Lo haré perfecto ahora que has venido. –Sonreí esta vez yo, ruborizada. –Me encanta cuando te sonrojas.
-Me resulta algo incómodo que me digas esto. –Volví a apartar los ojos de él un segundo, para no quedarme anonadada.
-¿Incómodo? –Rió. –Es la verdad.

No contesté, solamente me dediqué a seguir observándole. Era increíble el efecto que producía en mi aquel chico de pecas y pelo rizado, con unos cautivadores ojos celestes que derretía a toda aquella que le observaba.

-¡Danny, no podéis tardar ni un minuto más en salir! –Dijo un guardia, empujándole del hombro hacía atrás.
-Luego hablamos. Tenéis un sitio vip, id. –Me dijo rápido, alejándose muy lentamente de mi, sin apartar sus ojos de los míos.

Asentí, y me quedé en el sitio, esperando a que desapareciera por completo. Antes de que su cabeza me dejara de observar, se volvió a parar. El guardia suspiró, y volvió a empujarlo, pero este no se movió. Se quedó varias milésimas de segundos mirándome, como inspeccionando mi cara mientras lograba ponerme nerviosa y hacerme sonreír. Me devolvió la sonrisa, y antes de que viera que pretendÍa hacer, volvió a rehacer la distancia que había formado, y sujetándome con delicadeza mi cabeza con ambas manos, acortó todas las distancias que habían entre nosotros y me besó, me besó como nunca antes había visto hacer en las películas.  Fue tan rápido debido a la falta de tiempo, pero tan lento al inspeccionar cada sentimiento, que resultó extraño que no cayera redonda en el sitio, ya que mi estómago empezó a explotar con pequeñas bombas dentro. Cuando se separó, me quedé petrificada. Abrí antes que él los ojos, y vi como poco a poco aparecían sus ojos enfrente mía. Me sonrió bien contento, y dejándose empujar por el guardia, regresó con sus amigos. Antes de que desapareciera por la esquina, me dedicó una última mirada, y guiñándome un ojo se metió hacía el escenario.

-A sido un beso de película. –Oí detrás de mi la voz de Melanie. –Jamás había visto algo tan… emocionante.
-Ha sido todo tan rápido y extraño que aún no me lo creo. –Dijo esta vez Alice. –Os dije que entre estos dos iba a resurgir algo.
-Pero vosotras ya no teníais fe de que Cady viniera esta noche, a cambio, yo si. –Aportó Daisy, asintiendo. Yo la sonreí, aún atontada. –Creo que va siendo hora de ir a nuestros sitios.

El concierto lo iban a dar en un teatro francés. Me fijé en el público, y los asientos de arriba donde se acoplaba gente también. Nuestro asiento vip era uno de esos. Durante el camino, pudimos oír como los chicos comenzaban a tocar. Sonreír al imaginarme a Danny, tocando con su guitarra negra. Esta vez si que había caído muerta por él, lo que hacía que rezara porque no fuera un beso como la última vez.

Cuando llegamos por arriba del público, me quedé boquiabierta ante nuestras vistas. Se veía claramente todo el escenario, a cada chico a la perfección, incluso a Harry quien era el que más alejado estaba. Vi a Tom, quien daba saltitos conforme tocaba. Sonreí bien alegre al verle; conseguía dar la adrenalina que hacía falta en los concierto. Luego a Danny, quien cantaba mientras tocaba. Era perfecto incluso así. Después, a Dougie, quien se paseaba radiante de felicidad de un lugar del escenario al otro. Y finalmente, a Harry, quien tocaba de una forma muy potencial la batería. Jamás me había fijado en lo increíblemente bien que tocaban.

-Que bien, han empezado con I wanna hold you… -Comentó Alice, dando pequeños aplausos, emocionada.

Tell me that you want me baby, tell me that it´s true. Say the magic words and I´ll change the world for you an army for the broken hearted. Marching through the streets, every cities burning to the ground under your feet. –Cantó Danny, y cuando hubo acabado, mi cuerpo se llenó de adrenalina. Unas ganas de saltar y chillar se apoderaron de mi.

capitulo 61

Al cabo de unos minutos, que a mi me parecieron horas, el taxi llegó a su destino. Saqué rápida un billete, y sin pararme para recibir el cambio, se lo tiré al conductor y salí rápidamente del coche. Fui hacía la entrada vip, y por suerte, me encontré allí a guardias que ya había visto antes durante la gira. Al reconocerme, de dejaron entrar sin problema, y avancé por un largo pasillo resguardado del concierto y sus fans. Oí sus gritos eufóricos,  y como los teloneros se despedían. El miedo se me apoderó. Intenté llegar más pronto, pero por el camino me caí. Me levanté rápida y por fin llegué al final del pasillo. Subí unas escaleras y llegué a una sala, seguramente detrás del escenario donde estaba todo el mundo. Intenté diferenciar a alguien.


-1 minuto, chicos. –Dijo una voz a la espalda de Danny, lo que hizo que dejara de mirar a la puerta en busca de su llegada. Fue hasta su guitarra y se la puso, mientras observaba a las chicas. Estas susurraban cosas entre sí, pero entre ellas faltaba una melena pelirroja. No había venido; había preferido a Pablo.

-No te preocupes, Dan. –Intentó consolarle su amigo Tom, apoyando una mano en su hombro. –Oirá canción.
-Tenía fe de que viniera. –Confesó el pecoso con una gran tristeza. –Pero supongo que me lo merezco; me comporté fatal con ella.
-Se dará cuenta del error que ha cometido. –Esperó la respuesta de su amigo, pero al ver que no llegó, regresó junto al batería, quien preparaba sus brazos.

Danny volvió a suspirar melancólico, embargado por la tristeza y sin apartar la vista del suelo. Toco algunos acordes de la canción que había estado componiendo durante toda la gira, e intentó que sus ojos no se mojaran.

-Hora de salir, chicos. –Avisó el hombre, y cogió aire, preparándose.

Antes si quiera de que diera el segundo paso, una voz hizo que parara, junto a sus amigos y dudara de lo que habían oído. Su amable y perfecta voz resonó de entre todas.

-¡Buenas suerte, chicos!

El pecoso se giró boquiabierto, y por fin vio su suave cabellera pelirroja, que parecía desprender una tibia luz de entre todas. Sonrió todo lo que pudo, emocionado al verla. Se apartó del grupo, y caminó hasta el medio de la sala. La chica se acercó a él también, sonriendo con su perfecta sonrisa, y levantando la mano de modo de saludo, dijo:

-He tomado una decisión a última hora. Siento haberlo hecho tan tarde.


Vi a las chicas, y me dirigí rápida a ellos. Las impresioné por detrás, haciendo que se llevaran un gran susto.

-¡Cady! –Susurró Melanie. -¿No estabas con Pablo?
-He preferido venir al concierto. –Miré a mi alrededor. -¿Y los chicos? ¿Ya han salido?
-Están allí, apunto de entrar al escenario.

Miré, y diferencié primero la cabellera de Dougie. Luego, una guitarra roja me iluminó, y de entre la distancia diferencié el hoyuelo del dueño. También las baquetas que sujetaba el más corpulento de todos, y que hablaba sin callar. Y por último, la negra guitarra, la cual había dado un paso alejándose de donde yo estaba. Debía de saber que había llegado.

-¡Buena suerte, chicos! –Grité, esperando que me oyeran.

Se pararon, y pude ver como daban media vuelta a su cabeza, excepto Danny, quien se giró al completo. Me sonrió, mostrando su dentadura, no perfecta, pero demasiado bonita para mis sentidos. Se formó de nuevo un remolino en mi estómago, haciendo que mi tripa se apretara y mis manos comenzaran a temblar. Había hecho bien en venir, había hecho bien en darle otra oportunidad.

capitulo 60

Noté como me cogía con fuerza de los brazos y me daba media vuelva, encarándome hacía él. Me quedé observando su pecho, manteniendo mi faceta seria. Me soltó suavemente, y con un roce en mi barbilla, me levantó la cara hasta que nos quedamos observándonos a los ojos.

-Créeme, por favor Cady. Has oído mal. –Dijo implorando.
-Estoy harta de tus cambios de humor. Prométeme que esta vez no te enfadaras conmigo cuando nos perdonemos, ni que me harás motivos para odiarte. –Mis ojos comenzaron a llenarse de lágrimas. –Si nos, no merece la pena ser amigos.
-Te lo prometo. –Dijo él, dándome un fuerte abrazo sin siquiera avisarme. –Antes quería decir, en pocas palabras, que necesito que acudas esta noche al concierto que damos en Paris.
-¿Esta noche? –Recordé cierta cosa. -¿Justamente hoy?
-Sí… -Pareció preocupado. -¿Qué pasa?
-Tengo una… cita. –Dijo con voz triste, y Danny se llenó de melancolía.
-¿Con quién?
-Con Pablo. Me a invitado y hoy, y ceno con él…
-Por favor Cady, por lo que más quieras. No puedo cambiar la actuación de este concierto. Necesito que vengas. –Me dijo esta vez casi en un susurro, cogiéndome de las manos. –Deja tu cita para otro día…
-Ya veremos lo que hago… -Le dije incapaz de decidir. –Quedaría fatal que cancelara la cita para otro día por un concierto. –Arrugué el ceño. -¿Por qué quieres que vaya?
-Ya lo verás… -Me sonrió, sin soltar mis manos. –Dime que por lo menos lo intentarás.
-Está bien. –Susurré sonriendo.

El guitarrista puso cara de gran felicidad. Se quedó varios segundos mirándome, observando cada detalle de mi cara, mientras se me formaba un incómodo e insoportable silencio para mi. Intentaba mirarle, pero apartaba rápida la vista de él cuando comenzaba a caer tentada en su belleza. Pude notar como se iba acercando poco a poco a mi, y mi cabeza empezó a dejar de funcionar. Recordé las palabras de Tom, el dolor que me provocó el último y primer beso que me dio y el gran placer al tocar sus labios, que pronto dichos pensamientos tuvieron una batalla dentro de mi cerebro. Aparté justo a tiempo antes de que rozara sus labios contra los mios, e hice distancia. Di un paso hacía atrás y me libré de sus manos, mientras esta vez era yo la que le observaba. Se había quedado justamente en el sitio, arrugando el ceño.
Levantó por fin la vista y me siguió mirando confuso. Yo le dediqué una tímida sonrisa, y él me sonrió pícaro. Me guiñó un ojo, y mientras daba media vuelta, se despidió.

-Nos vemos esta noche. Confío en ti.


Bajé al gran vestíbulo del hotel francés, adornado con un color canela en las paredes y los caros y relucientes muebles que decoraban el entorno. Miré la hora. Había bajado 5 minutos pronto, y llevaba una suave chaqueta negra. Llevaba unos pantalones pitillos color gris, y una suave y fina camisa que conjugaba perfectamente con mi abrigo. Había decidido saltarme el concierto y acudir a mi cita, ya que no quería volver a  caer rendida en los brazos de Danny. Suspiré impaciente y aún indecisa, y saqué mi móvil para avisar de mi ausencia.

-Me temo que esta noche no podré ir. Ya nos vemos mañana. –Acabé de escribir, y en el destinatario, busqué el número de Pablo.

Cerré mi móvil y me lo guardé de nuevo en el bolsillo del pantalón. Cambio de última hora. Salí a la calle, y levanté la mano con un pulgar intentando encontrar un taxi. No tardó mucho en recibirme, y entré rápida al coche.

-Necesito su ayuda. –Le pedí al conductor. Era un joven chico de raza negra. -¿A oído hablar de un concierto que hacen hoy aquí, en Paris, de Mcfly? –Se quedó dubitativo. -¿Entiende mi idioma?
-Sí, soy de Estados Unidos. –Me sonrió. -¿Mcfly? Claro. Ya he llevado a varios pasajeros allí, ¿la llevo a usted también?
-Lo más rápido posible. –Le pedí, apoyando mi espalda en el respaldo.

Miré mi reloj de pulsera, y el pánico se me apoderó al completo. En 5 minutos empezaba el concierto, y aún tenía que llegar y anunciar mi llegada. Dios, ayúdame.

capitulo 59

Aparté la cortina de la ventana del autobús, y un cálido rayo de sol me iluminó la cara, haciendo que me despejara un poco más aquella mañana. Me desperecé y bostecé cómodamente, mientras veía que Dougie, Harry y Daisy eran los únicos que despertaban. Miré el reloj, y pude ver que la pequeña varilla posaba en el nueve. Eran las 9:00 am. Miré a mi alrededor, y vi como los demás descansaban, menos Danny, quien apoyaba un papel sobre sus rodillas y parecía estar concentrado en el. Aparté la vista de él y fui hasta Doug, donde me senté a su lado.

-Últimamente Danny parece estar muy concentrado entre papeles y su guitarra, ¿no? –Le mencioné en un susurro.
-Sí, está trabajando en una nueva canción. –Me sonrió. –Está repasando el arreglo que le hizo Tom el otro día; quiere tocarla esta noche en Paris.
-¿Suele currarse tanto las canciones?
-No, no tanto. Esta la ha escrito él solito, y la verdad es que está bastante bien.
-¿Y como se llama?
-Ya lo sabrás. –Rió con su aguda voz. –No podemos desvelar información sobre nuevas canciones, señorita Cady.

El rubio se recostó sobre su asiento, cerrando los ojos. Observé a la pareja que se daban tiernos besos cerca de mí, de modo que decidí darles un poco de intimidad. Fui a la otra punta de los asientos, no muy lejos de Danny, pero manteniendo las distancias. Me senté en una butaca y saqué mi móvil, intentando encontrar entretenimiento. Cuando me hube sumergido dentro de Internet, noté que el asiento de mi derecha se sumergía un poco. Miré a mi lado, y Danny se había sentado a mi lado. Le observé muy confusa, con el ceño fruncido y sin entender. Él me sonrió.

-No me mires así. Ya soy lo suficiente orgulloso para hacer esto.
-¿Me vuelves a hablar después de casi 2 meses?
-También he estado ocupado en cosas. –Se excusó serio. –Verás, lo que te dije en Alemania… -Me miró a los ojos. –de verdad que no lo pienso.
-¿Y por qué lo dijiste entonces?
-Me mosqueé contigo… creía que habías pensado igual que Melanie y que habías comentado aquello que pasó de entre la gente, pero vi que no. –Me sonrió con su perfecta sonrisa, doblando la cabeza mientras acurrucaba sus ojos azul marino. –Lo siento.
-Perdonado. –Me rendí intentando parecer fuerte, y le di media sonrisa.


Cuando llegamos a Paris, todos dejamos nuestro equipaje en nuestras habitaciones. Me tocó compartir con Alice, mientras que a Danny le tocaba con Harry. Deshaciendo parte de el en silencio, Harry recordó la nueva canción que tenía que tocar esta noche.

-Danny, una cosa. –El pecoso le miró. –La canción que nos diste hará unas semanas, ¿a quien se la dedicaste?
-¿Uhm? –Pensó alguna excusa, pero no funcionó. –A nadie…
-Vamos, se te nota un montón. –El batería rió. –Es solo fijarse en la forma en la que la miras y empezar a sospechar…
-¡Cállate, Harold! –Dijo incómodo el guitarrista, arrojándole unos calzoncillos. –Puede que vaya la canción para ella, o puede que no. Además, ¿Qué más da?
-Oh, nada. –Carcajeó por lo bajo. -¿Y le dedicas una canción para esto? ¿No será un poco… incómodo el momento en que la cantes delante de ella?
-Puede ser, pero no encuentro otra opción. –Cerró la maleta de nuevo y se dirigió poco a poco hacía la puerta. –Además, una parte de mi desea que Cady no vaya esta noche al concierto, pero es lo que hay.

Abrió la puerta, sin apartar la vista de Harry. Se despidió con la cabeza, mientras salía de la habitación, pero no pasó del umbral de la puerta. Cady le impedía el paso, ya que estaba enfrente de esta. La cara de Danny fue todo un poema.

-Si no quieres que vaya al concierto, simplemente dímelo. –Susurró, y dirigiéndole una última mirada de enfado, comenzó a caminar.

(…)

Me paré en medio del pasillo al diferenciar su voz. Sonreí para mis adentros, y vencida por el gusanillo de la curiosidad, apoyé mi oreja sobre la puerta de donde procedía su voz y la que parecía la de Harry.

-…Puede ser, pero no encuentro otra opción. Además, una parte de mi desea que Cady no vaya esta noche al concierto, pero es lo que hay.

Resoplé indignada, observando como la puerta se abría lentamente. Aparté mi oreja y me alejé varios pasos de la puerta, hasta que me encontré al guitarrista delante de mi. Su cara pareció asustarse, pero yo mantuve mi mirada fija.

-          Si no quieres que vaya al concierto, simplemente dímelo. –Susurré enfadada, y le miré una vez más con decepción, dándole la espalda y empezando a caminar hacía mi habitación de nuevo.
-          ¡Cady no, espera! ¡Has oído mal! –Le oí gritar, notando como su paso concordaba cada vez más con el mio.