-Fíjate Mel, ahora este barrio está algo fantasma. –Dijo el pecoso señalando a su entorno. –Pero si nos vamos al centro de Londres seguro que se acerca alguna.
-Pero… -Parecía no convencerse. -¿Cómo vais a ser famosos? –Levantó una ceja. –Quiero decir… yo no tengo suerte, o por lo menos la gafe de Cady hace que no la tenga. ¿Cómo podría estar ahora hablando con unos músicos famosos?
-¡Oye! Yo no soy gafe, solo soy patosa… -Me ruboricé. Todos se habían quedado mirándome. -¿Qué? No me miréis a mí. Es ella la que no cree que seáis famosos. Yo si os creo.
-Tú te lo crees todo. –Se cruzó de brazos. –Yo nunca he oído hablar de McFLY, además… no puede ser que seáis unos músicos famosos.
-¿Por qué no podría ser? –Preguntó Harry con una sonrisa.
-No sé… no es de lógica. En todo caso necesitaría una prueba para creérmelo.
-¿Una prueba? Está bien. –Siguió hablando Harold. -¿Queréis vernos tocar en un concierto?
-Si apenas os conocemos.
-Somos amigos ¿no? –La castaña subió ambas cejas. Asintió no del todo segura. –Pues ya está. Si necesitas ver para creer, lo verás. –Se giró hacía Alice y yo. -Vosotras también nos veréis tocar.
-Yo os creo. –Dije con vergüenza a aceptar la invitación. Quería ir a ese supuesto concierto, pero me sentaba algo mal aceptar.
-Da igual, así acompañarás a Mel. –Volvió a sonreír. -¿Qué, aceptáis?
-Por mí vale. –Dijo Melanie sonriendo de oreja a oreja. –No tengo ni idea si ese concierto será real o no, pero parece divertido. Y Cady y Alice se vendrán quieran o no quieran.
-Si insistes. –Dijo la otra castaña sonriendo. –¿Ha vosotros no os importará?
-Que va. –Dijo Tom mostrando su hoyuelo. –Me parece estupendo.
Las tres sonreímos. Me planteé la idea. Según ellos, eran músicos, conocidos por todo Londres. Me sonaba algo extraño aquello. ¿Cómo hubiera sido posible que conociera a los cuatro miembros de una banda, en tres días? Primero Tom con el asesinato del gnomo del jardín. Luego Doug y Harry en la heladería, y sus tarrinas de chicles. Y finalmente Danny en el bar, quien después del partido me había empapado toda. Miré mi pecho. Aún llevaba su camisa. Me volví a sentir algo incómoda con ella puesta. ¿Cómo se la daría? Quien sabría si los volvería a ver en mucho o poco tiempo.
-¿Y cuándo os volveremos a ver? –Pregunté volviendo a la realidad. No había seguido la conversación que llevaban.
-Cuando queráis. –Dijo el rubio bajito. –Esta tarde estamos algo liados, pero si queréis mañana podremos quedar.
-¿Dónde?
-Podríais ir vosotras a casa de Mel. –Dijo Tom. –Se donde vive, es vecina de Danny.
-¿Enserio? –Dijo el pecoso. –Jamás la había visto en el barrio.
-Ni yo a ti. –Susurró para ella misma la castaña. –Está bien, mañana en mi casa. Y si pudiera ser, preferiría por la tarde. Suelo pasarme todas las mañanas durmiendo. Odio madrugar.
-Me parece buena idea, pero… -Dijo Alice poniéndose en duda. –Resulta que yo no se donde vives.
-No pasa nada, si te apetece te puedes quedar a dormir a mi casa. –Propuso Mel con toda confianza.
Alice puso cara de sorprendida, al igual que yo. Apenas la conocíamos y ya la invitaba a pasar la noche en su casa. No es que tuviera nada en contra de Alice. Sabía que no era terrorista, ni yonki, ni pirada, ni nada por el estilo, pero Melanie era demasiado confianza.
-No quiero molestar, gracias.
-¡No molestas! –Siguió insistiendo. –Está hecho. Te quedas.
…
Alice, Melanie y yo manteníamos el mismo paso conforme nos acercábamos a nuestras casa. En aquel momento, en que yo me mantenía de nuevo callada, escuchando a mis dos amigas hablar sobre tipos de bocadillos y hamburguesas, había vuelto a envolverme en mis pensamientos. La idea aquella de asistir a un concierto, que, he de admitir, no estaba muy del todo segura que fuera a ser real, me ponía la piel de punta. Veía extraño verles tocar una guitarra. Por otra parte, me entusiasmaba esa idea. ¿Y si era cierto? Habría tenido por una vez la suerte a mi favor.
-¿Qué me dices, Cady? –Me preguntó Alice haciendo que me percatara del tema de conversación y diera un respingo. -¿Me estabas oyendo?
-No, me parece que no. –Dije algo confusa aún. -¿Qué decíais?
-Que si tú ves diferencia entre el pan normal y el pan de hamburguesa. –Me preguntó Melanie con pura tranquilidad.
-Pues, supongo que el pan de hamburguesa es para comérselo con una hamburguesa dentro, y el pan normal para cualquier otro bocadillo.
-¿Y el pan ____?
-No se… yo solía comérmelo untado de chocolate.
-Yo de paté. –Dijo Alice con una sonrisa. –Mi abuela me lo preparaba cada tarde nada más venir del colegio.
-Yo me lo comía solo, sin rellenármelo con nada. –Dijo Mel como si fuera normal. –Solía zamparme una bolsa entera cada día.
-Mel, eso no es normal. –Le dije mientras Alice y yo la fulminábamos asustadas con la mirada.
-Nada en este mundo es normal. –Nos guiñó un ojo. –Alice, ya hemos llegado. –Dijo parándose enfrente de su jardín. No me había dado cuenta de que habíamos vuelto.
-¿Vives aquí? –La otra castaña asintió. –Vaya, que bonita casa.
-Te impresionarás más cuando veas el interior… -Le dije susurrando, pero pareció que Mel me oyó.
-¿Perdón? ¿Dijiste algo?
-No, que va… -Le contesté mientras comenzaba a caminar hacía mi casa. Ya comenzaba a anochecer. –Bueno, ya me pasaré mañana por la tarde, ¿está bien? Suerte Alice…
-¿Suerte por qué? –Preguntó asustada.
-Ya me entenderás… -Solté un malvada risita. –MUY buenas noches. –Y dicho esto, me volví cara a la acera y comencé a caminar hacía casa.
No hay comentarios:
Publicar un comentario