Abrí poco a poco los ojos, un poco desconcertada, pero lo que me encontré delante mía hizo que todos mis pensamientos se disolvieran.
Danny dormía a mi lado, como si fuera un ángel, mientras los suaves rayos soleados atravesaban el cristal de la ventana y se reflejaban en su rostro, haciendo destacar las perfectas pecas y cualquier detalle de su cara.
Me levanté con una sonrisa de la cama y aprovechando que Danny estaba dormido y que cuando ya no se oyeran sus ronquidos, sería un aviso de que estaba despierto.
Me quité el pijama y vestí unos jeans vaqueros, acompañados de una sudadera.
En el momento idóneo, sus ronquidos cesaron, y me giré para comprobar si aún estaba dormido, pero lo que me encontré fueron sus ojos azules observándome.
-¿Te ibas a marchar sin mí? –Me preguntó con una de sus sonrisas mientras se levantaba hasta mi.
-No, solamente estaba aprovechando para vestirme.
-Tampoco pasó nada anoche para no poder verte en pijama… -Sonreía, pero de repente desapareció su sonrisa. -¿Estabas en pijama?
-Sí, tonto. –Reí sin evitarlo, mientras el me rodeaba de nuevo por la cintura. Aún no me había acostumbrado. -¿Siguiente parada?
-Valencia. –Me depositó otro beso, mientras yo evitaba no desmayarme. Una vez más, mi estómago se descontrolaba. -¿Bajamos a desayunar?
Había olvidado que Danny había dormido en ropa diaria.
-Bajemos. –Le dije mientras me dirigía primera hacía la puerta.
Una vez salimos, nos dirigimos directamente hacía las escaleras. Vi que Danny se paraba un segundo y echaba la vista hacía abajo, lo cual yo le seguí. Me mostraba su mano abierta, y enseguida entendí lo que quería decir. Junte la mía sobre la suya, y ambas se entrelazaron.
..
-Si que tardan en bajar. –Comentó Alice mientras cogía una tostada.
-Sí, pero hoy Danny no pasó la noche en su habitación. –Aportó Dougie, con una sonrisa traviesa que lo decía todo.
-¿Ustedes creen?
-Me apuesto lo que sea a que la paso con Cady… e hicieron algo más que dormir. –Dijo Harry con total seguridad.
-Chicos, no seáis así. –Les dijo Tom, aguantando la risa. –Hicieran lo que hicieran, es cosa suya.
-Que extraño, yo no oí nada, y eso que estoy en la habitación de al lado de Cady. –Aseguró Daisy. –Lo que sí oí fue a Danny cantar a las tantas por mi pasillo.
-Era su plan.
-Y funcionó. –Alice dio varias palmadas, emocionada. –Que bien, espero que por fin estén juntos.
-La canción fue increíble. –Siguió diciendo Melanie. –Yo creo que realmente Dan… -Pero Dougie le insertó rápidamente una magdalena en la boca para que dejara de hablar.
Todos miraron a la misma dirección, hacía la puerta del comedor. Danny y Cady entraban, y sin duda, no tardaron en bajar la vista. Estaban cogidos de la mano.
-Buenos días. –Saludé, rebozando de alegría.
Nadie contestó, pero sabía porque. Todas las miradas miraban a nuestras manos, y sabía que después de lo que miraban, iban las preguntas.
-¿Qué hicieron anoche? –Preguntó primero Melanie, quien fue la única que levantó la vista.
-No paso nada. –Aseguré, aunque sabía perfectamente que no me creían.
Me senté en una silla libre al lado de Dougie, mientras que Danny se acoplaba a mi lado. Le sonreí alegremente, pues era inevitable disimularlo. Él me sonrió aún más contento que yo, y acercándose a mi, me dio otro dulce beso.
Estiré el brazo para coger la leche, pero me di cuenta que unos ojos delante mía me observaban. Melanie de nuevo. Sin duda había visto el beso.
Carcajeé y derramé leche sobre dentro del vaso, ignorando su mirada. Sabía que no era la única, pues había notado el silencio que habían formado los demás después del beso.
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