viernes, 10 de febrero de 2012

capitulo 49



Me senté en uno de los bancos del parque, después de haber estado un largo tiempo caminando junto a Danny. Él hizo lo mismo, mientras aguantábamos el silencio. Solamente se oían las risas de los niños, quienes jugaban en los columpios y toboganes. Llevábamos incalculables días quedando juntos, sin ver demasiado a los demás, (exceptuando a Dougie y Melanie, quien aún no había visto ningún pelo de aquellos dos) y se había convertido en nuestra actividad cotidiana. El pecoso se quedó mirándome, mientras sentía su incómoda mirada sobre la nuca. Me giré y mantuve la vista en él; su aspecto no estaba feliz como el de todos los días, si nos que esta vez no sonreía, y sus ojos expresaban tristeza.



-¿Qué ocurre, Dan? –Le pregunté preocupada. Él apartó los ojos de mi y los centró en el suelo.

-Vamos a tener que dejar estás quedadas durante un buen tiempo…

-¿Por qué lo dices? –Mi voz se había quebrado, y mis ojos empezaban a pedir lágrimas. Hice lo que pude para aguantármelas.

-Cady, -Me miró. –el grupo y yo nos vamos de gira durante 3 meses.



Mis ojos se clavaron en los suyos, intentando encontrar alguna mueca de que se trataba de una mofa, pero no, allí no había la más mínima señal de mentira. Comencé a respirar más fuerte, ya que el aire me faltaba. Aparté la vista de él, mientras mis ojos se comenzaban a llenar de lágrimas. Intenté que no lo viera, pero no pude impedírselo. Tan pronto como se dio cuenta, se apegó a mi en el banco y me rodeó con un brazo, mientras notaba su respiración en mi oreja. Tapé mi rostro con mis manos.



-Cady, lo siento, pero tenemos que hacer la gira del nuevo disco. –Su voz era sombría y le notaba un poco de llanto. –Se va hacer difícil desacostumbrarse a estos planes, pero no siempre íbamos a estar así, ¿no? –Asentí, un poco más animada. –Algún día tendrás que plantarles cara a Doug y Mel.

-Hace tiempo que creo que ya lo superé. –Admití, un poco avergonzada mientras recuperaba la compostura. –Pero no quería dejar de quedar contigo como lo hacíamos hasta ahora. –Le miré a los ojos. Observé cada peca, lo perfecta que eran. –No quiero perder la amistad que tengo ahora contigo. –Sonreí con vergüenza. –Lo siento.

-Gracias por haber hecho aquello. –Me dio un beso en la frente, y en ese momento mi corazón dejó de latir. –Si lo hubieras dicho, ya no hubiéramos tenido escusa para quedar.



Sonreí con una amplia sonrisa. Danny tenía ese don de hacerme olvidar los problemas a su lado, y de sacarme siempre una sonrisa en el peor momento. Adoraba su erótico aroma a coco, el cual diferenciaba a metros. También me encantaba quedarme minutos y minutos observando sus ojos azul marino, tan perfectos como solamente podía tenerlos él, y cada peca que cubría su rostro. Realmente era perfecto. No podía ni imaginarme abandonar sus quedadas cotidianas, su risa contagiosa ni su pésima costumbre de estropear el momento, pero también la facilidad de volver a hacerlos perfectos. No, no podía vivir sin todo aquello durante 3 meses, de los cuales se harían largos, cansados y aburridos.



-¿Puedo llevarte ya a casa? –Me preguntó, mientras dejaba de rodear mi cintura. Yo le miré, entristecida.

-¿Te vas ya?

-He de pasarme por la discográfica para solucionar unos problemillas. –Yo asentí, y me levanté aún entristecida.

-¿Cuándo os iréis? –Le pregunté, comenzado a caminar a su lado. Mi casa no estaba muy lejos.



Se quedó callado, mirando al suelo y evitando contestar. Me predije lo peor. Mi labio comenzó a temblar, pero para que Danny no se diera cuenta de aquello, me lo mordí con fuerza, pero sin llegar a hacerme sangre. Luego, por fin levantó la cara. Me miraba con melancolía.



-Lo siento, debí de habértelo dicho antes, pero quería evitar este momento. –Le miré con ojos desafiantes, obligándole a que contestara de una vez. –En 2 días.

-¿¡En 2 días!? –Me alarmé, parándome en la acera. Habíamos caminado más de lo creía. -¡Danny, debiste de habérmelo dicho antes! –Levanté los brazos, intentando encontrar algo con lo que desahogarme, pero los volví a bajar. -¡En 2 días te vas para 3 meses! ¡Perfecto Daniel, perfecto!

-¿Estás enfadada? –Parecía asustado, y se acerco rápido hacía mi para rodearme con sus musculosos brazos, mientras que hundía mi cara en su pecho. Sin duda sabía hacerme calmar, ya que mi respiración volvía a ser normal y todo rastro de furia desapareció. –Se que he hecho mal, ya que se esta noticia desde hace algo de tiempo, pero no quería que cada día recordaras que falta menos para que me vaya de gira. –Rió. –Aunque todo este drama no sea normal entre amigos.



Suspiré. ¿Entre amigos? En ese momento, por primera vez, me planteé si realmente veía a Danny por lo que éramos; amigos. No, al parecer no. Durante todo aquel largo tiempo que pasamos día a día juntos, mis sentimientos hacía el habían cambiado, haciendo que incluso superaran a los que había sentido hacía Dougie. Sabía que el pecoso era hombre prohibido. Era demasiado inalcanzable para mi, de modo que debía de encontrar la forma de olvidarme de él. Incluso tal vez, los 3 meses que pasaría sin él podrían ayudarme a olvidarme un poco de él.

Cuando me di cuenta, ya estábamos en el umbral de mi puerta. Me repitió que tenía prisa, y que mañana pasaría a por mi, como todos los días. Yo asentí, emocionada por el día de mañana y entristecida por la idea de que sería la última vez que le vería en 3 meses. Me dio un beso en la mejilla, y esperó hasta que entré a casa. Luego, se alejó lentamente, mientras me quedaba observándole por la ventana.

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