viernes, 10 de febrero de 2012

capitulo 66

-¡DESPERTAD, INFIELES! –Gritó una aguda voz, haciendo que despegara mi cara de la almohada e intentara diferenciar la voz. Era Dougie, sin duda.

Entrecerré los ojos, recordando la pasada noche. Di un brinco en la cama cuando recordé la llamada de Harry, el ebrio Danny y la llave perdida. Estaba situada en la parte derecha de la cama de matrimonio, aún sin observar la otra banda, con la duda de que si él aún estaba allí o no. No tenía suficiente valor como para girarme y comprobarlo, no, no podía encontrarme con su mirada fuera de sí, confuso y menos aún con la incomodidad de lo que había pasado en el concierto.

-¿Ca... Cady? –Susurró con una voz más ronca de lo habitual.

Cerré los ojos con miedo a lo que pudiera pasar. No me veía capaz de girar mi cabeza y encontrarle mirándome, ni de sentarme sobre la cama. No era capaz de moverme, pero algo había que hacer.
Di media vuelta, temblorosa y con una vergüenza incontable, y por fin, después de haberme sentado sobre la cama, tragué saliva y le miré, pero aún sin ser capaz de decirle nada.

-¿Qué…? –Desplazó un momento la mirada y observó el final del colchón, hasta que volvió a hablar. -¿Dónde está mi llave?
-¿Te acuerdas de lo que sucedió anoche? –Logró emitir mis cuerdas vocales, rogando que la respuesta fuera un sí.
-Está algo borroso, pero sí, logro recordar. –Volvió a mirarme, y fue él el que se sentó en compañía mía en la cama. –Quise hablar contigo…
-Danny, me acabo de despertar, no me apetece hablar de lo sucedido ahora.
-Está bien, te entiendo. –Suspiró. -¿Luego cuando recojamos nuestras cosas y las metamos en el coche, me dedicarás un poco de tiempo?
-¿Puede ser después del viaje? –Le pedí con voz temblorosa, mientras mis manos temblaban de nerviosismo.
-De acuerdo. –Aceptó algo serio mientras se levantaba de la cama. –Creo que.. me voy a mi habitación.

Me quedé callada, con miedo a que le hubiera sentado mal, pero lo único que conseguí hacer fue observarle mientras recorría la sala hasta llegar a la puerta. Cuando la abrió, se paró, observando la manilla durante unos escasos segundos hasta que volvió a cerrar la puerta. Apoyó una mano sobre esta, y me volvió a mirar. Yo me quedé callada, mirándole un poco asustada, con miedo a lo que me pudiera decir. Él me sonrió.

-Te prometí que no te pondría malas caras. –Rió. –Gracias por haberme dejado dormir esta noche contigo, a pesar de lo que pasó ayer, y… -Me guiñó un ojo, como  solía hacer. –espero que te hubiera gustado tu canción.

Me convencí de que mi color de cara adoptó un rojizo impropio, pues él soltó de nuevo un risita y me miró con ternura. Le sonreí tímidamente, y volviendo a rodar la manilla, salió de la habitación.

Una vez hube recogido todas mis cosas y puestas en la maleta, me reuní con las chicas. Como no, el rumor de que Danny había pasado la noche en mi habitación se divulgo bastante deprisa, lo que hizo que sus preguntas saltaran nada más llegué a ellas. Opté por contarles la verdad; que no pasó nada.


Todas bajamos juntas hasta el portal del hotel, donde nos esperaban ya dos coches para subir. Fue Tom el que organizó quien iba con quien, y como no, el dueño del hoyuelo amañó la organización para que fuera junto al pecoso. Mientras ponía mi maleta en el maletero, noté que alguien me la cogía y la acoplaba dentro de el. Miré al hombre, y pude observar los ojos castaños a los que le fallé anoche. Pablo.

-Buenos días, Pablo. –Le dije con una sonrisa, hasta que recordé lo de anoche, e hizo que pusiera cara de horror. –Oh, lo siento por lo de anoche, fui a…
-Al concierto de los chicos. –Me enseñó media sonrisa. –Oí la canción; lo comprendí todo. –Me miró con melancolía. –Admito que me hubiera gustado tener una cita contigo en Paris, pero veo que tu relación con Danny…
-¿Qué? –Carcajeé. –No tengo nada con Danny.
-¿No? –Pareció alegrarse, pues sonrió si le hubieran regalado un jamón. –Oh pues, no me importaría volver a invitarte a cenar en…
-Muy buenas, Pablo. –Interrumpió de repente Danny a mis espaldas, lo que hizo sobresaltarme. -¿Qué tal anoche? ¿Tuviste una velada agradable?

El castaño adoptó una faceta de molestia, y con un suave movimiento, me empujó hacia un lado, alejándome del guitarrista y situándome delante suya, apoyada sobre un lado del coche. El colocó un brazo por arriba de mi hombro, haciendo que me lo encontrara más cerca de lo que creía.

-Lo que decía. –Me susurró mientras intentaba que no le oyera nadie. –Esta noche ya habremos llegado a Montpellier, de modo que si tu quieres, puedo organizar una cena en algún restaurante elegante, y considerarlo como una ci…
-¡Por cierto, Pablo! –Volvió a interrumpir Danny con su tono gracioso, colocándose entre nosotros dos, rompiendo la cercanía que teníamos. -¿Sabes que ayer Cady prefirió venir a mi concierto? –Pablo apretó los labios, aguantando la rabia. –Y le dediqué una canción, ¿sabes? –Dan levantó una ceja. –Se llama Falling in love. ¿La oíste?

Miré a Pablo, asustada de que no aguantara su rabia, pero este solo se limitó a sonreírme. Me volvió a mirar, y apartando su brazo del coche, me miró tiernamente mientras se apartaba.

-Ya hablamos luego.

Me despedí de él con una sonrisa, mientras se alejaba al otro coche. Allí estaban Harry, Doug y Melanie. Al parecer, en mi auto íbamos a estar apretaditos; Tom, Alice, Daisy, Danny y yo.

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