viernes, 10 de febrero de 2012

capitulo 47



Una vez acabaron el ensayo de la banda, recogieron sus instrumentos. Danny guardó su guitarra cautelosamente, tranquilo mientras pensaba en lo que su amigo le había dicho antes. Suspiró mientras cerraba la funda, y despidiéndose con la cabeza de Harry, se dirigió hacía la puerta. Antes de que pudiera salir, la voz de Tom le hizo parar.



-Danny, espera. –El pecoso se dio la vuelta. -¿Puedo hablar contigo un segundo?

-Claro.



Ambos se dirigieron a una esquina de la sala, apartados de los trabajadores de la discográfica y de la pareja Pudd. Danny se apoyó sobre la oscura pared. Carecía de humor en aquel momento, lo que hizo que no tuviera mucha curiosidad sobre lo que le iba a decir el rubio.



-¿Puedo preguntarte algo y serme sincero? –Le pidió Tom.

-Sabes que siempre te soy sincero.

-Danny… -Cogió aire mientras su hoyuelo aparecía debido a su sonrisa. -¿Te gusta Cady?

-¿Cómo? –El moreno rió mientras recuperaba la compostura. –Tom, sabes que estoy con Georgia.

-Sí, y también se que tu no la quieres. –Levantó una ceja, esperando impaciente la respuesta de su amigo.

-Cady es solo mi amiga. –Aseguró Danny, aunque aquella pregunta aún estaba sin contestar en su mente.

-¿Seguro?



Estas vez los labios de Danny no pudieron volverle a mentir. Aquella pregunta no se la había planteado antes en ningún momento, pero ahora que lo habían hecho, no sabía la verdad. Tom dejó a su amigo solo, con la duda recorriéndole la mente aún.







-Danny se ha enfadado conmigo. –Le dijo Doug a Melanie, mientras cambiaba de canal. –Hoy durante el ensayo no paraba de mirarme con mala cara.

-En realidad, él no tiene porque estar mosqueado. –Suspiró ella con melancolía. –Esta mañana he llamado a Cady. –El rubio la miró interesado. –Me cogía las llamadas, pero al medio segundo me colgaba. Supongo que era una táctica para que me cobrara.

-También parece estar enojada.

-No quiero perder mi amistad con mi mejor amiga. –Sollozó Melanie, mientras intentaba evitar las lágrimas. –No quiero que desaparezca de mi vida.

-Mel, Mel, no llores. –Le susurró pidiendo Doug, poniéndose enfrente suya mientras le apartaba el pelo de la cara. –Todo se arreglara con el tiempo, ya verás.

-¿Y si ella no quiere arreglarlo?

-Pues iremos nosotros dos a pedirle perdón. –Le sonrió esperanzado. –Yo tampoco quiero dejar de ser su amigo.



El rubio achicó sus ojos, haciendo que solamente se viera un azul marino. La castaña no pudo evitar sonreírle, y sin poder evitarlo, le dio un beso. Dougie aumentó la potencia de beso, haciéndolo aún mas intenso. Se separó poco a poco, hasta que solamente se rozaran los labios. El bajista le sonrió de oreja a oreja, y ella un poco confundida por su sonrisa, también sonrió.



-Quería pedirte algo. –Le dijo él a ella, mientras apartaba su cara de la suya y le cogía la mano. –Y espero que la respuesta sea sí.

-Pide, y ya veremos lo que te contesto.



Dougie sonrió, y antes de que dijera nada, levantó a Melanie con sus brazos, mientras la apoyaba suavemente sobre la pared, aún en el aire. La castaña rodeó con sus brazos el cuello de Dougie, y a escasos milímetros de sus labios, el rubio dijo mientras le tiraba el aire que provocaba cada palabra sobre la cara de la chica.



-¿Quieres ser mi novia?



Melanie se quedó embobada, sin poder creerse aquello. No tardó en contestar, pero no necesitó palabras para aquello. Mientras cogía con fuerza el cuello de su nuevo novio, le besó con todo el amor que pudo trasmitirle. Dougie le apretó aún más hacia su cuerpo, y mientras sobraban las palabras, le condujo hacía la habitación. Una vez entraron a golpes a la habitación, cerró la puerta con la pierna y dejó caer a la castaña suavemente sobre la cama. Primero desabrochó su pantalón, y seguidamente hizo lo mismo con el de Melanie. Esta se quitó rápidamente su camisa, y con varios movimientos de piernas, logró desprenderse de sus pantalones. Dedicó a su novio una de sus mejores sonrisas pícaras, y quitó con cuidado la camisa de este. Acarició con la yema de los dedos el tatuaje que tenía en el brazo derecho. Luego, con un poco de complicación, el rubio consiguió quitar la parte superior de la ropa interior de su novia, mientras que ella hacía lo mismo con la suya. Finalmente, y con un poco más de cuidado, Melanie se deshizo de la parte inferior de su ropa, quedando totalmente desnuda. El rubio, observándola de pies a cabeza como si nunca hubiera visto cosa semejante más hermosa, la acomodó un poco mejor en su cama, y apartir de aquello, comenzó la embestida.

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