viernes, 10 de febrero de 2012

capitulo 39

Melanie apagó el televisor después de haber intentado encontrar algún que otro programa entretenido. Suspiró y miró el salón, donde solamente se oía el tic tac del reloj que posaba a la otra punta de la sala, sobre la cómoda. Se levantó y fue hasta su móvil, y esperanzada intentó encontrar alguna llamada. No tuvo suerte.
Se quedó varios segundos de pie, sin saber muy bien que hacer. Sabía que los chicos y chicas habían organizado una comida en pareja, y que no la habían invitado debido a no estar con nadie. Seguro que Dougie y Cady se lo estarán pasando de lujo- pensó. Zarandeó la cabeza, quitándose aquella imagen de todos divirtiéndose. No tenía que cogerle manía a Cady solo por estar con la persona a la que amaba.
Se dirigió hacía la salida, y antes de que pudiera abrir la puerta, el timbré sonó. Dio un saltito hacía atrás debido al pequeño susto que le dio, y creyendo que era el monstruo de las galletas, abrió lentamente.
Un chico alto, moreno y grandes ojos castaños apareció por la puerta. Melanie se quedó pasmada, observando cada detalle de aquel chico que, sin saber porque, le sonaba de haberle visto en otro lugar.

-¿Eres Melanie? –Preguntó él, enseñando una hilera de dientes perfectos.
-Si, ¿y tu eres? –Preguntó ella con un tono agradable.
-Soy Zayn… -El chico espero a que Mel reaccionara, pero siguió con cara de pez. -¿No te acuerdas de mi?
-¿Eres modelo o algo? –Intentó recordar ella, pero él solo rió.
-No, no. –Carcajeó. –Éramos amigos de pequeños, ¿no te acuerdas?

La castaña salió un momento del mundo real para recordar su infancia. En efecto, se acordaba de Zayn. Habían sido muy buenos amigos desde pequeños; siempre habían estado jugando, ellos dos y Cady. Iban al colegio juntos, hasta que un día Zayn se tuvo que mudar a Londres capital. Desde ahí, ellas dos perdieron la comunicación con el moreno.

-¡¿Zayn?! –Gritó esta, y el sonrió al ver que se acordaba. -¡Dios, cuanto tiempo! ¡Pasa y me cuentas de tu vida! –Le invitó ella, dándole paso para que accediera al recibidor.

….

-La comida de hoy ha sido un poco incómoda. –Comenté yo en el coche, junto a Dougie mientras nos dirigíamos a casa de Melanie.
-Y que lo digas, Harry no ha abierto la boca, y encima la tal Georgia no hacía más que hablar de su vida. –Puso cara de asco. –Parece muy egoísta.
-Me cae mal.

El rubio carcajeó. No tardamos en llegar a casa de mi amiga. Observé al jardín, y divisé algo que me llamó la atención. Había un gnomo, uno de los mismos que tenía el día en que conocimos a Tom. Sonreí al acordarme.

Flashback

Crucé la calle con más ánimo hacía su casa. Al lado de la acera, había un bonito mini azul mal aparcado. Fruncí el ceño y, pasando por el paso de peatones, pasé por el lado del coche y entré a su jardín. La pude encontrar con cara de enfadada, gritándole a un chico que se encontraba a espaldas mía. Estaba cabizbajo, de modo que solo pude diferenciar un pelo rubio.

-¡Buenas! –Grité para hacer callar a Melanie, quien no se había percatado de mi presencia. -¿Qué pasó?
-¡Cady! –Dijo ella sorprendida al verme y poniendo cara de esperanza. -¡Mira a mi gnomo!
-Vaya, está… -Intenté decir, mirando al matojo de piezas rotas de porcelana que había sobre el césped. -…bonito.
-¡No, bonito no! –Se molestó ella alzando el dedo índice y señalando al pobre chico. –Este tío le ha arroyado.
-Lo habrá hecho sin querer, Mel. –Intenté calmarla mientras me encontraba con unos ojos café de parte del rubio. –Además, supongo que a quien tú llamas Este, tendrá un nombre.
-Soy Thomas. –Dijo observándome con mirada de cordero degollado.
-Te llamaré Tom. –Le dije sonriéndole y girándome hacía Melanie. –Deja al pobre Tom en paz, lo hizo sin querer.
-¡Ya, pero el gnomo sigue destrozado! –Dijo volviendo ha señalar a sus restos.

Que recuerdos. Sin quitarme la sonrisa de la cara, bajé del coche con Dougie. Ambos nos dirigimos hacía la puerta principal, Dougie un poco serio. Se dio cuenta de mi sonrisa, y frunciendo el ceño me preguntó.

-¿A que viene tal sonrisa?
-Me he acordado de cuando conocía a Tom. –Reí. –Destrozó un gnomo como esos y Melanie le echaba la culpa. –Dije señalando al hombrecillo.
-Pobre Tom. –Dijo con una sonrisa un poco forzada.

Llegamos a la puerta, pero antes de pudiéramos llamar al timbre, la puerta se abrió y apareció Melanie junto a un chico más. Era moreno, ojos castaño y con un cuerpo trabajado. Le eché un vistazo de arriba abajo, pero quité la mirada de él cuando me di cuenta de que Dougie me observaba.

-¡Cady, Dougie! –Dijo Melanie con una sonrisa de oreja a oreja. -¿Qué hacéis aquí?
-Habíamos venido a verte, pero parece que molestamos. –Musitó Dougie con un tono serio.
-¡Qué va, Zayn ya se iba! –Dijo sonriendo, y esta me miró. –Cady, ¿te acuerdas de él?
-¿De Zayn? –Dije acordándome al momento. -¡No me digas que es él!
-¡Sí! ¿Verdad que ha cambiado?
-No es para tanto. –Dijo el moreno con una sonrisa perfecta. –Pero bueno, creo que yo me voy ya, que llego tarde. –Nos guiñó un ojo a mi y a Melanie. -¿Otro día quedamos y hablamos, os parece?

Nosotras dos asentimos, mientras él se alejaba hacía su coche. Luego, miramos a Dougie, quien tenía una ceja levantada mirándonos a las dos.

-¿Cómo le miráis, no? –Nos sonrió.
-¿Nosotras? ¡Que va! Solamente nos a alegrado verle. –Dije yo devolviéndole la sonrisa. –No sabes la que se a montado en la comida, Melanie….

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