-Por favor Mel… vámonos a dormir. –Le pedí escondiendo mi cabeza debajo la almohada.
-¡No, yo no tengo sueño! –Se quejó apegándose aún más a la tele. –Duérmete tú, yo quiero ver acabar la película.
-Resulta que si cada dos por tres los protagonistas de la película van gritando por que han visto un zombie, pues va a ser que voy a tenerlo crudo para conciliar el sueño.
-Pues ponte tapones. –Me echó una mirada de odio. –Yo no pienso dormir sin antes habérmela visto.
Suspiré agobiada. Me levanté hasta la mesita de noche y cogí mi Ipod y mis auriculares. Acoplándomelos, busqué alguna canción para poder dormir. Pieces, de Sum 41 acabé eligiendo. Nada más darle al play, me recosté sobre la almohada y me tapé todo lo que pude. Cerré los párpados ya cansada e intenté conciliar el sueño. No tardé mucho en conseguirlo.
…
-Cady… Cady, ¿estás despierta?
-…No… -Dije girándome de lado sin prestarle atención.
-No puedo dormir… creo que en tu casa hay fantasmas.
-El único fantasma que hay aquí es Jack, así que tranquila.
-No... mira, oye.
Callé. Pude oír unos suaves ronroneos en el exterior y pronto le siguieron unos maullidos. Suspiré y me senté sobre la cama.
-Mel, solo es un gato. Cállate y duerme son las … -Miré al reloj. –¡Las seis de la mañana!
-Había oído algo más. –Se metió rápida conmigo a la cama. –Tengo miedo Cady…
-Te avisé; tendrías que haberte acostado a la misma hora que yo.
-¿Y si nos pasa algo mientras dormimos? –Me abrazó por la espalda. –No me quiero separar de ti…
-Vale vale. –Dije dando media vuelta a mi cabeza. –Si te dejo cogerme, ¿te callarás?
-¡Desde luego! –Me quitó los auriculares. –Buenas noches Cady. –Una sonrisa feliz se le dibujo en los labios.
-Procura despertarte descansada…
…
-¡Despertaos! –Gritó la voz de mi hermano haciendo que las dos diéramos un salto en la cama. -¡Ya era hora! ¡Llevo media hora gritándoos!
-Buenos días Jack… -Dijo Mel levantándose y abrazándole. Mi hermano se asustó. -¿Qué tal dormiste?
-Bien bien, pero aparta… -La empujó suavemente. –Vestiros ya, queda media hora para llegar.
-¿Por qué no nos despertaste antes? –Dije alarmada.
-Me parece que eso intenté. –Se cruzó de brazos. –Y luego criticas de mí…
…
-¿Tenéis que ser tan lentas? –Dijo Jack mientras buscaba aparcamiento en el parking del estadio.
-Tranquilo, nos sobran… -Miré mi reloj. –Dos minutos.
-Además, ¿el partido no comenzaba a las once? –Preguntó Mel desde atrás.
-Si, pero yo tengo que entrenar.
-¿Y porque no lo habías dicho antes? ¡Hubiera podido dormir más y habríamos llegado a las once!
-Vosotras dos juntas no sois puntuales. Os conozco demasiados años.
-Que va. Tal vez Cady no lo sea, pero yo si. –Le miré con odio. -¿Qué? Es cierto. Caminas como un camello cuando vas por calle.
-¡Melanie!
-Lo siento pero… es verdad. Eres una vaga.
-Mejor de ti no hablemos.
-¡Yo no soy tan vaga como tú!
-¡Eres peor!
-¿Yo? ¡Perdona que te diga pero…!
-¡Callad! –Chilló mi hermano. –No os vuelvo a llevar a ningún sitio más, os lo juro. Bajad.
Obedecimos. Los tres salimos del coche, y, yo al lado derecho de mi hermano y Melanie al izquierdo, echamos rumbo al estadio. Una vez entramos, seguimos a mi hermano sin idea de donde ir.
-Vale, ahora ya podéis ir donde queráis.
-Te seguimos. Resulta que no conocemos el lugar. –Dije.
-Me parece que no… no vais a entrar a los vestuarios conmigo, y menos tú, Mel, que no te controlas.
-Está bien… -Dijo ella cruzándose de brazos. –Ya te veremos jugar. –Me miró. –Me apetece un helado. ¿Quieres uno?
-No, no quiero uno… -La miré con horror.
-¿Por qué?
-¿Te has traído dinero? –Ella carcajeó. –No, lo digo enserio. Esta vez si que no te pienso invitar.
-Si tranquila, tengo dinero.
-Está bien, pues vamos. –Me volví a girar a Jack. –Tu gruñón, hasta luego.
-Ir con cuidado… ¡Y no desaparezcáis!
-En el fondo muy fondo se preocupa por ti. –Me dijo Melanie guiñándome un ojo
-Cállate.
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