viernes, 10 de febrero de 2012

capitulo 37

-Dime Dan. –Dijo Alice mientras recogía el paquete de galletas que se le había caído de la encimera.
-¡Alice, te tengo que pedir un favor! ¿Hoy a la hora de comer tienes algún plan?
-No, aparte de cocinarme algo, ¿por?
-Tienes que irte a comer fuera con Tom. –La sangre de la castaña se enfrió y un miedo se le apoderó del estómago.
-¿Con Tom? –Susurró con algo de vergüenza. -¿Por qué?
-Verás, le he invitado a una fiesta de parejas para que conocieran a Geo,…
-¿Geo?
-Mi futura novia. –Maravilló como si fuera especial. –Y bueno, no había pensado que será el único sin pareja de allí, por eso quiero que le cambies de plan.
-No va a querer faltar a la comida.
-Pero si le dices esto de las parejas, seguro que irá a comer por ahí contigo, además, no es tan mala idea.
-¡Pero que pinto yo con Tom! –Susurró intentado gritar Alice, pero la vergüenza de la situación la mantenía callada.
-Seguro que te mueres de las ganas, solo que no tienes agallas de llamarle, ¿Verdad que no?
-¿Vergüenza yo? ¡Que dices! –Se enojó ella. –¡Ahora mismo le llamo!

Danny sonrió con picardía, aunque ella no pudiera verlo. Cogió aire para seguir hablando, pero oyó como la chica le colgaba el móvil. Menuda rapidez…


-¡Y como no, Doug y Cady los últimos en llegar! –Dijo Danny felicitándolos cuando llegaron a la puerta de su casa.
-¡Es culpa de Doug, se a entretenido dando de comer a sus lagartos!
-¿Qué habéis pasado la noche juntos? –Preguntó Danny levantando una ceja mientras cogía mi abrigo.
-Exacto. –Contestó Dougie con un tono de victoria, rodeando mi cuello con su brazo.

Una pequeña sonrisa se le dibujó a Danny mientras se ponía cabizbajo para dejar los abrigos sobre el la silla. Reí con una risilla incómoda y me apresuré a cambiar el parecer de Doug.

-Pero no hicimos nada.

El pecoso levantó la cabeza y la sonrisa se le agrandó un poco más, está vez pareciendo feliz. Se que me montaba mis historias, pero me era inevitable. Yo también sonreí cuando este se dio la vuelta; parecía en mi cabeza que aquello de que no habíamos hecho nada le había alegrado. Lo sé, era tonta pensando aquello.



Entré al comedor de Danny, donde ya estaban todos: Harry, sentado en el sofá viendo alguna película rara de policías. Izzy, quien parecía algo apagada sentada ya en la mesa. Y Danny, quien había ido a comprobar un segundo el pollo pero había vuelto a desaparecer por otra puerta.
Dougie fue a sentarse junto a Harry, mientras que yo me acercaba a la rubia y la saluda. Sin duda le pasaba algo.

-¿Qué tal? –Le pregunté disimuladamente, poniéndome de pie a su lado.
-Se supone que tengo que decir que estoy bien, ¿no? –Me contestó con un tono algo reseco. Se frotó los ojos, y suspiro. –Lo siento Cady, pero no, hoy no estoy muy bien.
-¿Qué a ocurrido?
-Oh, nada, problemas que acabaran desapareciendo, supongo.

Me mordí el labio, sin saber que decir. No quería resultar algo pesada sobre el tema, pero tenía curiosidad. No tuve que pensar mucho, ya que antes de que pudiera siquiera coger aire,  Danny carraspeó desde la puerta, haciendo que los cuatro nos diéramos la vuelta. Una Barbie de carne y hueso, con una sonrisa que parecía sacada de PhotoShop, estaba a su lado, cogida a su cintura.

-Chicos, chicas, os presento a Georgia. –Se acercó a nosotros junto a la rubia y empezó a darnos dos besos.

Después de darle dos besos a Harry, le tocó dármelos a mi. Inspeccioné cada detalle de su cara. Ni un solo defecto. Sonrisa vital dent, perfectamente perfecta. Ojos azules, grandes y precioso, realmente bien pintada y ni una sola arruga, punto negro o grano en su cara. Era como la Barbie que nunca tuve, salvo que con esta se podía pinchar un globo con su nariz.

-¡Encantada, soy la nueva pareja de Danny! –Dijo con una aguda voz de pito, a lo que yo puse cara de incomodidad.
-Bueno, aún no somos pareja oficiales… nos conocimos ayer. –Contestó el rubio con una sonrisa nerviosa.
-Pero me estás presentándome a tus amigos, a sí que soy algo parecido.

No quitó durante ningún segundo su sonrisa. Si yo hiciera lo mismo que ella, acabaría con la boca dormida. No debía juzgarla antes de conocerla, ya que solamente tenía un aspecto más que presentable.

-¿Qué tal si nos sentamos ya a comer y la conocéis un poco mejor? –Aportó Danny al notar el incómodo silencio que se había formado.
-Será lo mejor. –Susurró Harry sentándose en la mesa. Los otros tres les seguimos, mientras que Geo y Danny volvían a dirigirse a la cocina.

-¡Dios! ¿La habéis visto? Tiene una pinta de zorr… -Empezó a criticar Izzy, pero su novio el chistó.
-¡Izzy!
-¿Qué? ¿Te gusta acaso esa guarr…?
-¡Izzy! –Volvió a hacerla callar Harry.
-¡No me mandes callar!

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