viernes, 10 de febrero de 2012

capitulo 35

El castaño echó a reír de una forma, para mí, exagerada, pero era Danny, ya me había acostumbrado. Cuando paró de reír varios segundos después, le sonreí, haciéndole entender que no sabía porque se había puesto así a reírse.

-Es igual de perfecta que una Barbie. –Dijo el sonriendo y mirando al cielo, con una mirada enamorada.

¿Una Barbie? Entonces no hacía falta hacer más preguntas. Me hubiera apostado lo que fuera a que sería igual que todas las muñequitas humanas que había conocido últimamente, como Frankie o Pixie. Suspiré y me levanté de mí sitio, mientras Danny imitaba mi acción.

-¿Te vas ya? –Me preguntó.
-Sí, creo que voy a volver con estos.
-Ok, no me esperéis. –Le levanté una ceja, interrogativa. –Voy a estar esta noche con Georgia.
-Está bien. –Le dije fingiendo una sonrisa.

Comencé a caminar con el de nuevo a la multitud. Aquello que me había contado, se lo hubiera dicho a Melanie un día anterior, pero hacía una hora que me había enterado de su nuevo amor, y era nada más y nada menos que mi novio. Aún estaba confusa de aquello, pero suponía que tendría toda la noche para hablarlo con la almohada, de modo que no corría prisa.


-¿Dónde se ha metido Cady? –Preguntó Dougie volviéndose a girar por mil y una vez, intentando encontrarla con la vista.

La castaña que estaba a su lado suspiro melancólicamente. No sabía como se había podido colar por Dougie, novio de su mejor amiga. Tenía menos oportunidades que un pez en el desierto buscando el mar. Según parecía, Doug amaba a Cady, y ella igual que el. No había otro camino que olvidarse del tema.

-No creo que tarde en venir. –Dijo, casi en un susurro. El bajista volvió a girarse, notando el tono seco y bajo con que había dicho aquello.
-¿Te ocurre algo, Mel? –Le preguntó el acariciándole los hombros. Ella no pudo evitar sonreír.
-No, solamente estoy cansada. –Levantó la cabeza y vió acercarse a Matt, el chico nuevo con el que apenas había hablado. –Creo que me voy a conocer un poco más a vuestro amigo. –Dijo ella dando y paso y señalándole con un cabezazo. -¿Cómo se llamaba?
-Matt. –Contestó Dougie, serio. -¿Me vas a dejar aquí solo? –Unas mariposillas despertaron dentro de ella, haciendo que se pusiera nerviosa.
-Tú novia no tardará en venir. –Dijo ella con una triste sonrisa, girándose y yendo hacía el chico de cabello negro. Tenía que alejarse y pasar de Dougie todo lo que pudiera.


Aparecí por detrás del rubio, quien estaba un poco alejado de los otros, donde estaba todos, quitando a Danny. Le di un pequeño ¡bú! al oído, que fue suficiente para que este diera un pequeño saltito y se girara para comprobar al fantasma. Sonrió al verme.

-¿Dónde te habías metido? –Dijo abrazándome por las caderas.
-Me encontraba mal. –Mentí sin muchas ganas de hablar. –Creo que me voy a casa, Dougie.
-¿Irte como? –Me preguntó levantándome una ceja. Yo me cagué en todos los transportes que no tenía.
-Cogeré un taxi.
-No digas tonterías, te llevo yo a casa. –Se ofreció, y yo no lo negué ni una sola vez. Nos despedimos de los demás y comenzamos a caminar hacía su vehículo.


Entré al coche y mientras Dougie encendía el motor, yo, en el asiento del copiloto, abrí mi bolso y comencé a buscar mis llaves. Empecé a desesperarme al no encontrarlas, hasta que recordé lo que había hecho antes de salir da casa. ¡Se me había olvidado cogerlas de encima de la mesa! Mierda. ¿Cómo entraba yo ahora a casa? Justamente aquel día Jack no iba a estar.

-Dougie… tengo un problema. –Dije con voz nerviosa, sin mirarle.
-¿Qué pasa? –Me preguntó con tono preocupado, mirándome de reojo, pero sin quitar la vista de la carretera.
-Se me han olvidado las llaves de casa.
-¿Y Jack?
-Está noche no iba a dormir a casa. –Dije yo suspirando nerviosa.
-No pasa nada. –Le miré con el ceño fruncido. –Te quedas esta noche a mi casa.
-¿Molesto?
-¡Qué vas a molestar! –Dijo el carcajeando. –Mi casa está más vacía que nunca desde que se fue Frankie.

Sonreí aliviada al encontrar techo bajo el que dormir esta tarde. Dougie era una dulzura de persona, siempre sonriéndome y resolviendo mis problemas. Levanté mi mano y la posé sobre la suya izquierda. El me mando una sonrisa, a lo que yo le respondí con otra.

No hay comentarios:

Publicar un comentario