Seguía con la mirada sobre mis pies, apoyando cierto peso sobre el hombro de Danny. Había comenzado a diluviar; una fina llovizna hacía que mi cabello se humedeciera y las gotas se mezclaran con mis lágrimas. El pecoso no me había dicho nada mientras. Sabía que por ahora era mejor no decirme nada, por que al fin y al cabo, tampoco le iba a escuchar. Me llevó hasta su coche, haciéndose todo el rato cargo de mi. Me abrió la puerta de su Volvo, y cerrándola tras de si cuando entré dentro.
Intenté divisar a la pareja desde aquel lugar del aparcamiento, pero no se alcanzaba ni ha ver. Cuando Danny entró, encendió el motor y nos fuimos del aparcamiento del cine, intentando dejar atrás a aquellas personas que habían provocado aquel momento.
Empecé a mirar a través del cristal encapotado de gotas de agua. Veía pasar los coches que conducían en dirección contrario a una velocidad rapidísima. Suspiré. Fue el primer sonido que emití después de que hubiera pasado todo aquello. Noté como Danny clavaba sus ojos sobre mi al oírme suspirar. Yo ni siquiera me molesté en mirarlo, no tenía fuerzas. Dejé caer mi cabeza sobre el asiento, sin apartar la vista de la ventana.
-Lo siento mucho, Cady. –Susurró Danny. Notaba la sinceridad en su voz.
-No es culpa tuya.
No contestó. Poco segundos después, por fin apartó sus ojos de mi. Cerré los ojos, intentando que el tiempo pasara rápido de una vez por todas, pero no era tan fácil.
…
-¡Todo es culpa nuestra, todo! –Gritó Melanie dejándose caer sobre una de las sillas que había de por allí.
-Melanie, teníamos que decírselo tarde o temprano… -Intentó calmarla Doug.
-¿Pero tu la has visto? –Gritó la castaña, apartando sus manos de su cara. La tenía roja, cubierta de lágrimas y del ritme corrido. -¡Jamás, jamás la había visto tan dolida! ¿Tú no sabes lo que duele ver a tu mejor amiga así, y más si es por tu culpa?
-¿Y que quieres que haga, Melanie? –Preguntó cansado el rubio, mientras sus ojos se llenaban de lágrimas. -¿Qué quieres, que deje de estar contigo para estar con ella sin yo quererla? ¿Qué quieres, que todos vivamos una mentira como si no pasara nada? ¡No, Melanie, la cosa no es tan fácil! A mi también me duele en el alma verla así, la quiero, ¡sí, la quiero! –Repitió Doug observando la cara de confusión que se le había puesto a Melanie. -¡Pero la quiero como una amiga solamente, de modo que no puedo fingir amarla! Lo único que hemos hecho es dejarlo todo por zanjado, y ya está.
-¿Y qué pasará ahora con Cady? ¿Y si no nos perdona? –Balbuceó Mel con miedo.
-Lo acabará haciendo si tiene un poco de cabeza, Mel. –Dougie también se sentó a su lado. –Cady no es tonta, y acabara comprendiendo que nosotros dos nos amamos. Además, encontrará a otro hombre, estoy seguro.
-¿Y Danny qué?
-Danny está enfadado por lo que le hemos hecho a ella. En cuanto a ella se le pasé, Danny lo olvidará en cierta parte.
-¿En cierta parte? ¿A qué te refieres?
-Me refiero a que conozco a Danny, y él tarda bastante en olvidar. Es cuestión de tiempo de que las cosas se arreglen, así que por ahora solo tenemos que intentar ser felices, ¿de acuerdo? –Le preguntó Doug acercando su rostro al de Melanie.
-De acuerdo. –Aceptó ella rompiendo las distancias y besándolo.
…
Danny abrió el paraguas y me tapó con el. Me cogió de la cintura y mientras me cubría de la lluvia, me acompaño hasta mi puerta. Me sentía inútil, sin fuerzas para hacer nada, y agradecía de corazón toda la ayuda que me estaba dando el pecoso.
-¿Quieres que me quede un rato contigo? –Me preguntó él, una vez conseguí abrir la puerta de mi casa.
-No hace falta. Estoy bien. –Mentí. No, no lo estaba.
-Cady, te conozco. –-Dijo él acariciándome los brazos. –Solamente por la cara que tienes ahora, se nota que estas dolida.
-Es normal que esté dolida, pero supongo que… me lo merecía. –Dije yo mientras mis ojos se comenzaban a llenar de lágrimas.
-No Cady, no te lo merecías. –Me intentó consolar él, mientras me metía dentro de la casa. Fuimos hasta mi salón, y allí se sentó a mi lado en el sofá. –Lo que han hechos Doug y Melanie, es algo muy… muy cobarde, ruin. ¿Pero sabes que es lo bueno?
-¿Hay algo bueno de todo esto? –Carcajeé sarcásticamente.
-Sí, tal vez no sea lo mejor del mundo, pero es una ventaja.
-¿El qué?
-Ya eres una chica libre de nuevo, no tienes porque volver a preocuparte por nadie más, ni estar pendiente de otra persona, solo de ti. Por fin vuelves a ser libre.
-Pero Danny, no es tan fácil como decirlo. –Le dije yo. –No sabes como me siento; tú ahora estás con la persona a la que quieres, una Barbie de carne y hueso. Yo estoy sola, sin nadie a mi lado.
-Eso no es verdad. –Dijo él con tono serio. Le miré interrogativa. –Siempre, siempre me tendrás a tu lado para los buenos y malos momentos, al igual que tú has estado. Y también estoy seguro de que Harry y Tom también lo estarán. Además, Georgia no es la persona a la que quiero. No la quiero como debía de quererla.
-¿Entonces por qué estás con ella? –Le pregunté yo. –Así puedes dañar sus sentimientos, ¿sabes?
-Lo sé, pero yo en realidad no le dije de ser nada serio. –Aseguró. –Simplemente, una noche después de que pasara lo que pasara… -Me informó riéndose. Yo solo e sonreí sin ganas. –al día siguiente ya creía que éramos parejas.
-¿Y porque no le dijiste que no fuerais nada serio?
-Por miedo, supongo. –Aseguró él. –Pero ahora me doy cuenta del error que hecho. Como has dicho, puedo hacerla daño.
-Exacto, pero eso son cosas tuyas. –Dije yo sonriéndole. –Gracias Danny.
-¿Gracias por qué?
-Por hacerme sentir mejor y olvidar, aunque sean unos pocos segundos, todo lo que ha pasado.
El pecoso me sonrió. Sin previo aviso, me dio un cálido y fuerte abrazo, haciendo que mi espalda crujiera al completo. Empecé a reír, haciendo que él también riera. Danny era increíble.
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