jueves, 9 de febrero de 2012

capitulo 21

-¿QUIÉN VIVE EN LA PIÑA DEBAJO DEL MAR? –Me despertó una voz.
-¡BOB ESPONJA!
-SU CUERPO AMARILLO ABSORBE SIN MÁS.
-¡BOB ESPONJA!
-¡CALLAOS! –Grité desde dentro de mi tienda. Me levanté de golpe y, con los pelos de loca que tenía, asomé mi cabeza.

Un Daniel Jones y Harold Judd cantaban felizmente a escasos metros de mí. Arrugué mis ojos y los miré con cara de asesina. Ellos rompieron a carcajadas mientras yo me volvía a entrar. Me froté los ojos y miré a mis lados. Allí faltaba gente…

-¿Y Gio e Izzy? –Me pregunté en voz alta.

Me vestí y me hice una coleta alta, y, aún con unas pintas horribles, salí afuera. Miré a mí alrededor, y allí tan solo estaban los chicos. Me acerqué a Harry y Danny quienes estaban más cerca.

-¿Dónde se han ido todas?
-Fueron al río. –Me dijo como si fuera obvio Harry, mientras yo me ponía boquiabierta. –Alice preguntó por ti y Frankie dijo que había hablado contigo anoche y le habías dicho que no querías ir, de modo que se fueron sin ti.
-¿Será mentirosa? –Me enfurecí, mientras me cruzaba de brazos. –Sabía que no me iba a invitar.
-¿Frankie? –Preguntó Dougie mientras se acercaba con Tom. Yo di un cabezazo, asintiendo. -¿A invitado a todas y a ti no?
-Exacto.
-Ves Doug, te dije que Frankie le tenía manía. –Mencionó Tom en voz alta.
-Se le habrá olvidado.

Yo suspiré, mientras me lanzaba algunas miradas con Harry, Tom y Danny. Los cuatros sabíamos que eso no era así.

-Frankie no quería que nosotros fuéramos. –Dijo Danny un poco serio. –Como si molestáramos o algo.
-A veces las tías quieren privacidad. –Volvió a intentar defender Dougie.
-Doug, no piensas lo mismo que dices. –Le dijo Harry. –A Frankie no le cae bien Cady, y te lo dijo a ti mismo en persona.

El rubio se quedó callado, mirando con ojos de cordero a Harry. Daba pena, pero el sabía que el batería tenía razón. Desvió la mirada al suelo, mientras fruncía el ceño, pensando. Luego, la volvió a levantar para hablarnos.

-¿Acaso les cae mal Frankie? –Preguntó con mala cara.
-En absoluto, Doug. Pero últimamente ha cambiado mucho.

El bajista suspiró. Se levantó del suelo y nos miró a todos, hasta que al final me miró con cara de tonto.

-Y si no te han invitado, ¿Qué vas a hacer ahora? –Yo me encogí de hombros. –Si quieres te llevamos a donde han ido las chicas.
-Ni en broma, Doug. –Dijo Tom asustándose. -¿Acaso no piensas que Frankie se enfadaría si la llevamos allí?
-Pues que se venga con nosotros. –Sugirió Danny.

Los cuatros me miraron pidiendo respuesta. Yo, sin nada mejor que pudiera hacer sola, asentí.

-¿Y que haremos? –Preguntó Doug con su voz chillona llena de emoción.
-¿Vamos a espiar a estas? –Preguntó Harry con una sonrisa pícara. Los otros tres lo imitaron.



-Shh, Harry haz menos ruido o se darán cuenta de que estamos aquí. –Le susurró Danny a Harry, caminando arrodillados.
-Las ramas me están pinchando. –Dije yo, detrás del todo intentando que nada se me metiera por el ojo.
-Danny, date prisa, que cada vez tengo tu culo más cerca de mi cara.
-¡Shhhh! –Nos hizo callar Tom, el primero de la fila. Como siempre, el más maduro. –Mirad con disimulo.

Los cinco levantamos un poco nuestra cabeza para que nuestros ojos pudieran observar el río. Seis chicas habían allí, algunas sentadas y apoyándose contra un árbol, mientras había otras que estaban de pie. No estaban solas. Dos chicos, de espaldas nuestras, estaban hablando con las que estaban de pie.

-¡Venga Gio, atrévete! –Se oyó decir a Pixie gritando emocionada. –Esto no va a salir de aquí.
-¿Y si Tom se entera? –Dijo la castaña de rulos. El rubio puso cara de confuso y se levantó un poco más para ver mejor.
-No lo hará, aquí hay confianza, ¿verdad que sí? –La rubia miró a las que estaban sentadas. Izzy, Melanie y Alice.
-Sí que hay confianza, pero no creo que… -Intentó decir Alice, pero Frankie la hizo callar con una patada.
-Venga Gio, hazlo, no pasará nada.

La castaña rodó los ojos y soltó una risita insegura y llena de desconfianza, haciendo como si aceptara. Uno de los chicos que estaban de espaldas nuestras, se acercó a ella, y cogiéndola por el cuello, le plantó un horrible beso para mis ojos.
Mis ojos se salieron de sus órbitas y mi respiración se agitó. Miré a Tom, que fue lo único que se me ocurrió. Este había comenzado a llorar y llorar, y, sin vergüenza, escondió su cara entre sus manos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario