Correspondí a su beso agarrándole por el cuello mientras el intensificaba el beso. Creo que aquella noche no sabía lo que hacía, pero en el fondo, había estado rara esperando que pasara aquello que estaba pasando, donde solo extrañamente pasaba en las películas. Abrí un poco más la boca durante el beso, y, tomando él el control, lo aumentó aún más, pudiendo sentir cada roce de su cuerpo. Tenía un hormigueo en mí estómago.
-¿Dougie? –Se oyó una aguda voz no muy lejos de nosotros.
Ambos nos separamos, asustados de quien había dicho aquello. Miramos hacía donde había provenido, y, como si hubiera visto a algún fantasma, salí de debajo del rubio corriendo. Frankie Sandford nos miraba con cara de loca, mientras el bajista se levantaba de la arena.
-¿Qué haces aquí? –Preguntó el, quitándose la arena mojada del bañador. Parecía nervioso.
-Nada, simplemente venía para arreglar el problemilla que tuvimos, pero ya veo que no quieres solucionarlo. –Dijo, matándome con la mirada. Estaba controlando su voz para no ponerse a chillar, y se le notaba.
-¿Arreglarlo? ¿Después de que tú me dejaras?
-No sé que me pasó, y me arrepiento de lo que hice. Pero veo que tú ya me has olvidado fácilmente. –Y dicho esto, me arrojo una concha a la cara, mientras se daba la vuelta y echaba a andar rápidamente hacía un grupo de amigas.
-¡No, Frankie! ¡Espera! –Gritó el bajista, echando a correr detrás de la castaña.
Yo me quedé allí parada, sin saber que hacer ni pensar. No sabía como me había dejado llevar con ese estúpido egoísta. Me levanté del suelo, aguantando las lágrimas, y con la idea de desaparecer varias horas de allí, eché a correr en dirección contraria de donde había ido Dougie.
Pude alcanzar escuchar como Tom, Melanie y estos me llamaban, diciéndome que me pasaba, pero yo solo podía hacer señas para que pasaran de mí. Cuando me harté de correr, me dejé caer boca abajo en la arena, y me desahogué sobre esta.
¿Cómo había podido seguirle el beso al baboso aquel? Era una tonta, una completa tonta, y aún sabiéndolo, hacía cosas como estas.
-Cady… -Oí de repente, y un fuego de ira despertó en mi interior. No me molesté ni en levantar la cabeza para ver quien era aquel estúpido. Intenté parar mi llanto. -¿Estás bien?
Aquello era increíble. Odiaba cuando la gente te preguntaba cosas como esas, mientras te están viendo que estás mal. Me mordí el labio y me callé para no explotar.
-Frankie me ha dicho que quiere volver conmigo, ¿increíble, no? –Dijo feliz, sentándose a mi lado. Agafé un puñado de arena y lo apreté con fuerza para no descontrolarme. –Le acabo de decir que no, que he conocido a una persona mejor.
Dejé caer la arena. Paré de llorar y me quedé boquiabierta, pero sin que el chico me viera. La ira desapareció y de nuevo el hormigueo resurgió en mí. Aquello debía ser una broma.
-Por favor, háblame Cady.
-¿Qué quieres que te diga? –Dije por fin, levantándome del suelo. El imitó mi acción. -¿Qué me ha sentado fenomenal que después de que me hayas besado, haya venido Frankie y te hubieras ido detrás suya, pasando de mi como la mierda?
-Es verdad que lo he hecho, pero hablando con ella me he dado cuenta de que no vale la pena querer a una persona así.
Volví a quedarme callada. Notaba mis ojos aún húmedos e hinchados, pero tenía una felicidad bastante mayor dentro de mí. Quería esperar para ver que me decía.
-Cady, le he dicho que no por ti.
Dicho esto, si que me fue imposible evitar la enorme sonrisa que se me formó en la cara. El sonrió también al verme, y, como si me leyera la mente, se acercó lentamente hacía mi, acariciándome la cara y plantándome otro beso.
No hay comentarios:
Publicar un comentario