viernes, 10 de febrero de 2012

capitulo 48



-Estuve hablando con Cady la otra noche sobre lo que pasó el mes pasado con lo de Dougie. –Le informó Daisy a Harry, mientras se sentaba en un columpio vacío.

-¿Enserio? –El corpulento se sentó a su lado. -¿Y como está? Desde que pasó eso ya casi no le hemos visto el pelo.

-Según me dijo, ya está bien del todo. Pero que si ve a Dougie y Melanie juntos, no sabe como le sentaría. –Se encogió de hombros. –Danny le ha ayudado a que todo aquello fuera más fácil.



El batería sonrió, alagado de que Cady ya se encontrara mejor. Había pasado ya un mes desde que Dougie y Melanie comenzaron a ser pareja, y desde entonces, nada había vuelto a ser como antes. Apenas veía a Cady, al contrario que Danny, quien estaba día tras día ayudándola a no estar sola. La pelirroja y el rubio aun no se habían dirigido la palabra, ya que según decía Cady, No quería saber nada más sobre Dougie por el momento, y al fin y al cabo, Harry la comprendía. Él le había ofrecido consuelo y un hombro en el que llorar cuando se habían visto alguna que otra vez, pero según le afirmaba Cady, ya estaba mucho mejor que antes.

Tom se había centrado más este último mes en las canciones, ya que según decía, desde que estaba con Alice estaba mucho más inspirado y alegre durante los días.

Doug se había alejado un poco de ellos, aunque había vuelto a llevar la relación normal con Tom y Harry, mientras que con Danny solamente se dirigían la palabra cuando era necesario, aunque ya no estuvieran peleados. Su relación con la castaña, según les decía, iba sobre ruedas.

Danny también se había mantenido un poco distante a sus amigos, ya que últimamente había estado pasando los días con su amiga, quien parecía necesitarle más que nunca. Era la persona que más la estaba ayudando con diferencia, y cuando de vez en cuando Tom, Harry, Daisy y Alice se unían algún que otro día a aquellos dos, se notaba la diferencia. Había una Cady feliz cuando Danny estaba cerca suya. Eso les animaba.

Por otra parte, el pecoso había finalizado a mitad del mes que paso su relación con Georgia. Según les contó a sus amigos, se sentía prisionero con ella cuando llegaba la noche, y no le dejaba vivir. También comentaba que a su lado no era feliz, y que para estar con una persona que no quería, prefería estar soltero, de modo que finalizó su relación con la Barbie.



-¿Y que tal llevas lo de Izzy? –Le preguntó la castaña de mechas a su amigo, mientras se ruborizaba y sus mofletes cobraban color.

-Oh, bien. –Sonrió, aunque la felicidad no llegaba a sus ojos. –No estoy tan bien como está Cady, ya que yo no tengo a mi Danny día tras día, -Carcajeó. –pero lo llevo bastante guay.

-¿Y no la hechas de menos? –El batería frunció el ceño. –Quiero decir; ¿No se te hace raro que después de tanto tiempo estando a su lado, no tengas los mismos días con ella, ni echas en falta su ausencia?

-La verdad es que no. –Suspiró. –Terminamos porque era lo que debíamos hacer, ya que los dos estamos mejor separados.

-Pero… ¿Pero la sigues amando? –La voz de la chica sonó quebrada, cortada como si le faltase aire.

-No. –Admitió con pura sinceridad. –Corté con ella porque me di cuenta de que no era ella a quien amaba.

-¿Y quien amas? –Sintió curiosidad, pero pronto rectificó su pregunta. –Si prefieres no contármelo, ¡Lo entiendo! –Harry comenzó a reír, lo que hizo que ella se pusiera nerviosa y se levantara de su columpio. Él la siguió. –Lo siento, soy demasiado cotilla. –Empezó a caminar de allí a allá. –No se me a ocurrido pensar que si me lo preguntaran a mi, no quisiera contestar. ¡Y encima, aquí estoy, poniéndome nerviosa sin motivo como una tonta! –Sus mofletes ardían del color rojizo que se había formado.

-No eres ninguna tonta, Daisy. –Le cogió por los hombros, parándola delante suya, más cerca de lo que creía. –Y no, no te lo quiero contar…

-Entiendo…

-Te lo quiero demostrar. –Acabó de terminar él la frase, haciendo que ella se callara.



Le sonrió de oreja a oreja, y apoyó una de sus manos sobre el cuello de la chica de mechas, y la otra bajó hasta sus caderas, sujetándola con cuidado. Daisy, por otra parte, se mantenía inmóvil, un poco desconcertada sobre aquella situación. Observaba los ojos azul intenso que tenía el batería, más cerca de lo que jamás lo había hecho. Harry dudó por un momento, sin saber si ella aceptaría o denegaría su siguiente acción, pero decidió arriesgar.

Acercó sus calidos labios sobre los suyos, pero sin llegar a presionarlos; simplemente se quedaron a menos de un milímetro, mientras se rozaban con suavidad. La respiración de Daisy se agitó más de lo debido, lo que delató su nerviosismo. El batería sonrió alagado, y esta, aunque no pudo ver su sonrisa, la notó. Y por fin, acortaron distancias. Harold posó con fuerza sus labios sobre los de la chica, tan suavemente como pudo, pero no podía evitar sus ganas de besarla. Ella le rodeó por el cuello, haciendo que el beso se intensificara. Duró apenas tres segundos, hasta que se separaron y juntaron solamente ambas frentes. Daisy bajó sus manos hasta colocarlas sobre el pecho del moreno de cresta, y sonrió con inseguridad.



-¿Por qué… por que me has besado?

-¿No te ha gustado? –Harry se separó, pero Daisy no se lo permitió. Cogió sus manos y las volvió a unir por su cintura.

-No me ha gustado, me ha encantado. –Admitió acercándose de nuevo a su rostro.

-Daisy, -Susurró Harry besando su frente. –dejé a Izzy por ti. Empezaste a gustarme, y no sabía lo que sentía, así que decidí arriesgar, como acabo de hacer ahora besándote. –Le volvió a dar un tierno beso, haciendo que la temperatura de la chica volviera a aumentar. –Te quiero.

No hay comentarios:

Publicar un comentario