jueves, 9 de febrero de 2012

capitulo 5

-¿A este bar? –Pregunté observando el local abarrotado de jugadores.

-Es el único que hay en el polideportivo. Venga va, entremos.

-Hubiera sido mejor haber seguido a Jack a los vestuarios… seguro que allí no habría ni Dios.



Entramos al lugar. Tuvimos que apretarnos y luchar por llegar a la barra, pero al final lo conseguimos. Aquello estaba lleno de jugadores de los dos equipos. Un gran estruendo había en el bar lo que hacía que Melanie y yo tuviéramos que gritar para poder comunicarnos.



-¡Buenas! ¡Yo quiero un helado de chicle! –Gritó la castaña a la camarera.

-¡Lo siento, pero aquí no tenemos ese sabor! –Melanie puso cara de póker. -¿¡Desea algún otro sabor!?

-¡No gracias!

-¿Y usted? –La camarera se refirió a mí.

-¡No, creo que ya no tengo ganas!



La chica que estaba al otro lado de la barra suspiro y se fue. Nosotras nos miramos, y observamos a la sala. Delante nuestra había una mesa abarrotada de gente que parecía estar en el mismo equipo de mi hermano. Los hombres parecían gritar, para mi opinión, parecían vikingos. Uno de ellos, un chico con rizos se subió a la mesa y abrió una botella de champán.



-¡VAMOS A GANAR! –Gritó echando la espuma a todos los de su alrededor. Mel y yo nos apartamos para que no nos diera.



Un gran estruendo a favor le siguió y se volvieron aún más locos. El chico de rizos bajó de la mesa y se dirigió a la barra, poniéndose a nuestro lado. Nosotras le mirábamos penosamente, y el pudo avisparse de las miradas. Parecía estar feliz aunque viera nuestras miradas. Tenía unos preciosos ojos azul-grisaceo



-¿Qué ocurre? –Preguntó sonriendo. Parecía tonto.

-Es algo estúpido celebrar la victoria antes de conseguirla. Eso da muy mala suerte. –Le dije.

-Yo no creo que la suerte. –Apoyó su codo en la barra. –Además, es obvio que vamos a ganar; somos los mejores.

-Bueno, eso ya se verá. –Dijo Melanie encogiéndose de hombros.

-¿Y vosotras? ¿Vais a ver el partido? –Nosotras asentimos. -¿Habéis venido a ver jugar a algún amigo vuestro? Seguramente del equipo contrario… -Echó una carcajada.

-No, es de tu mismo equipo. –Dije yo levantando una ceja. –Se llama Jack.

-Jack… me suena. –Puso cara de pensativo, pero dudo que pensara. -¿Tú eres la que le llamaba para que no llegara tarde a casa?



Puse cara de atónita. Aquello era verdad. Mel, detrás mía, se echó a reír estruendosamente, llorando de la risa y todo. Le di un codazo para que callara, pero parecía que no podía.



-Sí, me temo que esa soy yo…

-¿Y quien eres, su novia?

-¡Qué va! –Dije poniendo cara de asco. –Solo soy su hermana, Cady.

-Y yo la mejor amiga de su hermana, Melanie. –Dijo la castaña detrás mía ofreciendo su mano.

-Esto no era una presentación, mema.

-¿A no? –Se encogió de hombros. –Da igual. Puedes llamarme Mel.

-Yo soy Danny, encantado. –Dijo sonriendo. –Y me alegro de haber conocido a la hermana de Jack. Te ha criticado mucho a tus espaldas. Es un honor haberte conocido en persona.

-Será cabrón. –Me crucé de brazos. –No soy ninguna pesada, simplemente el no es responsable.

-Pareces su madre siendo su hermana menor. –Rió con una estruendosa risa, que sin evitarlo, nos largamos ha reír Mel y yo también. Era contagiosa.

-Si… supongo. –Dije recuperando el aire. –Creo que nos vamos, ya nos veremos Danny.

-¿Cómo? ¡No! –Dijo Melanie cogiéndome del brazo para que no me fuera. Notó su desesperación así que intentó corregirse. –Quiero decir… ¿Por qué irnos? Acabamos de conocerlo y parece muy amable. Quiero seguir hablando con el. –Me levantó las cejas para que accediera.

-No digo que no sea amable y gracioso pero… -Di media vuelta y lo observé. –Ahora no me apetece hablar. Creo que voy a hacerle compañía a Jack. –Ella se quejó. –Si quieres quédate aquí, no pasa nada… yo me voy al estadio ya.

-Está bien. –Me soltó del brazo. –Luego nos vemos Cady.

-Hasta luego. –Se despidió el tal Danny.



Me despedí con la mano. Salí del abarrotado bar y caminé de nuevo, sola y con el agobiante calor del sol golpeándome la espalda, de nuevo al estadio. A medio camino, pude oír una voz a mis espaldas llamándome.



-¡Oye! ¡Oye chica! –Di media vuelta y pude encontrarme a una castaña corriendo hacía mí. –Disculpa, pero… ¿sabes por donde se va al estadio? Creo que me he perdido, y eres la única que está por aquí… -Señaló el entorno. Era cierto, parecía que era un polideportivo fantasma.

-Yo ahora voy al estadio. Si quieres puedes venirte conmigo. –Le dije sonriendo. Ella asintió.

-Gracias. –Y reemprendimos el paso.



Mientras caminábamos, notaba miradas de reojo de parte de la chica. No pude evitar mirar por el rabillo del ojo yo también. Se había formado un incómodo silencio, y parecía que no íbamos a llegar nunca.



-Por cierto… -Dije para romper el hielo. –Me llamo Cady.

-Yo soy Alice, encantada. –Susurró con una sonrisa torcida. Parecía ruborizada.

-Y bueno... ¿A quien vas a ver jugar?

-He venido a ver jugar a un amigo mío. –Me miró con más confianza. -¿Y tú?

-A mi hermano. De repente le dio porque hoy le viera jugar. –Me encogí de hombros. –Manías que tiene.

-Todos los hermanos son igual. –Carcajeó. -¿Te apetece ponerte a mi lado para ver el partido?

No hay comentarios:

Publicar un comentario